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El señor del Monopoly a las puertas del juicio contra Google

El señor del Monopoly a las puertas del juicio contra GoogleAFP

La semana digital

Google y el señor del Monopoly

Microsoft también se enfrentó en 2001 a una demanda semejante por monopolio con Windows y Explorer

El progreso tiene sus detractores. Grupos que tienen sus motivos para ver el lado malo de que una empresa tome el control del mercado por su capacidad innovadora. Arrasar al resto de competidores puede ser parte de ese movimiento, pero siempre habrá alguien dispuesto a que la Justicia tenga la última palabra.

Ahora es el turno de Google. Un tribunal de Estados Unidos acusa a la compañía de firmar acuerdos con sus competidores para introducir su navegador en los móviles. Cuando llegó la demanda, Google rectificó y los móviles con Android empezaron a ofrecer al usuario la opción de que su navegador fuera otro.

Android pertenece a Google, igual que Chrome. Un único negocio que camina solo al monopolio porque nadie ha logrado hacerle sombra. La pregunta es por qué no hay otro navegador que lidere el mercado. Firefox lo intenta, igual que Opera o Safari, pero el usuario ha seguido la senda de migas de pan que empezó en Gmail y acabó en un buscador llamado Google. Es más, hay mucha gente que cree que la puerta a Internet es Google y solo Google, que no sabe ver más allá de su barra de navegación porque nadie le ha ensañado otro modelo.

Monopolio

Google entendió su monopolio como parte de su crecimiento. Si nadie igualaba su propuesta, ellos avanzaban imparables y se protegían con acuerdos millonarios para estar presentes en millones de móviles. Algo parecido a lo que pasó con Microsoft a principios de siglo cuando fue acusada de incluir su sistema operativo y su navegador en los ordenadores con procesador Intel.

El señor del Monopoly a las puertas del juicio contra Google

El señor del Monopoly a las puertas del juicio contra GoogleAFP

Aquel navegador se llamaba Explorer y su dictadura duró hasta que Google lo mejoró. Windows también sigue presente en todos los ordenadores que no son de Apple que se venden en el mundo, porque no hay nada que lo iguale, aunque Linux se haya posicionado bien, pero no tenga tan buena prensa.

Google se defiende diciendo que es el usuario el que elige Chrome, y tiene razón. La educación en estos aspectos es mínima y la gente no cambia fácilmente de aplicación. Pasa lo mismo con WhatsApp, la red de mensajería más utilizada de España es muy inferior a Telegram y, sin embargo, nadie se cambia de bando.

WhatsApp

El monopolio es un asunto muy sensible. En Estados Unidos existe la figura del hombre del Monopoly, una especie de 'Mocito feliz' de la tecnología que acude a todos los juicios contra estas empresas para protestar y trolear a figuras importantes en su llegada a los juzgados.

El activismo se queda en los titulares de la prensa y no va mucho más allá. La gente se siente cómoda con Chrome o WhatsApp y no sabe si detrás de eso hay monopolio o simplemente una empresa que le ha convencido de usar sus servicios a cambio de lo que sea. Incluso de su privacidad.

Hoy acusan a Google de monopolio, ayer a Microsoft y mañana a Apple de no utilizar el USB-C y de no fabricar móviles con tapa. La delgada línea entre frenar la innovación y poner coto al abuso es muy delgada.

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