Experta española en IA, IoT y Big Data
Alicia Asín, experta en IA: «Hay que iniciar una alfabetización digital, en especial con las personas mayores»
La ingeniera y empresaria avisa de que si Europa se queda sola regulando podría derivar en una menor competitividad de las empresas españolas
Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas (IoT), Big Data, metaverso, blockchain. Cinco pilares donde parece asentarse el futuro mundial. Y muchos motivos para acudir a los técnicos que llevan años trabajando con estos modelos.
Alicia Asín, es experta en Inteligencia Artificial, IoT y Big Data además de cofundadora y consejera delegada de Libelium, una empresa que se ha convertido en referente mundial en IoT con proyectos en todos los continentes.
Esta semana se ha celebrado la segunda edición del Audi Summit for Progress, un lugar de encuentro de las personalidades más influyentes del sector que conversaron sobre los grandes cambios que están por venir. Un acto en el Palacio de Correos de Madrid donde Asín pudo compartir con el público sus conocimientos sobre IA y la tecnología para empoderar a la ciudadanía. Después, atendió a El Debate para analizar y profundizar más en el futuro.
–¿Cómo surge la idea de montar Libelum y enfocarlo al Internet de las Cosas?
–La empresa se fundó en el 2006, cuando el Internet de las cosas (IoT) no era ni un término. No se hablaba de smartcities... lo que sí que sabíamos es que la tecnología tenía un enorme potencial para poder medir todo tipo de cosas donde antes no se podía, por ejemplo, detectar si se está produciendo un incendio forestal.
–¿Cómo se acerca el IoT a las personas mayores para que confíen en su uso?
–Nos podemos clasificar en tres grupos. Por un lado están los los tecnófilos que creen que la tecnología está aquí para solucionar los principales retos de nuestra sociedad y que nunca hemos estado equipados como lo estamos ahora. En el otro extremo tendríamos a los tecnófobos, que ven los riesgos que esto tiene en el incremento de la discriminación. Los sesgos de los algoritmos, los los riesgos de seguridad, en la privacidad y piensan que eso no compensa y que no vamos a ser capaces de resolverlos. Y luego está un grupo que simplemente no lo piensa, que utiliza ChatGPT, que utiliza Dall-e o las redes sociales indiscriminadamente y que no se plantea si están captando sus datos o no.
Debemos iniciar una alfabetización digital uniforme y hay que hacer especial hincapié en las personas mayores
Tenemos que reconciliar esas posiciones, porque no se puede caer en un optimismo naif en el que sólo nos quedemos con la parte de 'vamos a resolver los grandes retos y todo va a valer'. Hay que mirar al otro extremo. Debemos iniciar una alfabetización digital uniforme y hay que hacer especial hincapié en las personas mayores para que no se queden atrás. No puedes forzar a que la digitalización sea una obligación para toda la sociedad. Los nativos digitales ya son usuarios de toda la tecnología. Lo que tienen que ser es mucho más conscientes del impacto de sus acciones, de los riesgos que generan, del rastro digital que tienen en redes.
–¿Qué propuesta hace sobre la regulación de la IA?
–Tenemos tres enfoques diferentes en el mundo. Por un lado, China que está regulando muy fuerte y quieren incluso llegar al punto de controlar a nivel tecnológico el número de horas que pasa la gente conectada en un dispositivo móvil. Luego tenemos el extremo de Estados Unidos donde es el liberalismo total. Luego, la versión europea que asegura los derechos de la ciudadanía. La regulación es necesaria y me alineo más con la posición europea. Sin embargo, creo que tiene muchos agujeros, porque el problema es que en un mundo digital globalmente digitalizado, los riesgos de implementar determinadas regulaciones en Europa y no en el resto de países, pueden derivar en la menor competitividad de nuestras empresas.
–¿Quién debe ser el responsable de enseñar a los niños a relacionarse con la tecnología?
–En las escuelas tiene que haber un hueco para para esto. Lo mismo que se les habla a los estudiantes sobre las enfermedades de transmisión sexual, abuso del alcohol, sobre las drogas, etc. Hay que ensanchar ese diálogo y explicar que los datos que estás generando hoy, esas fotos despeinado, descamisado, que cuelgas un día de fiesta inocentemente, más todo lo que opinas, más todos tus pensamientos, que vomitas en una red social sin darle mucho pensamiento, están generando tu huella digital. Los padres deben explicar a sus hijos que ver gatitos bailando tiene más implicaciones que las que en un principio se podían imaginar.
–Metaverso, big data, inteligencia artificial, internet de las cosas ¿qué más hay en el futuro de las sociedades?
–Ya no es una cuestión solo de de si vamos a llegar a la super inteligencia artificial o no, sino de si socialmente vamos a ser capaces de madurar y utilizar todo esto para progresar como sociedad. Yo hablaba en la charla de la datocracia que es el llevar a toda esta cultura de los datos, de las decisiones informadas a la ciudadanía. Si somos capaces de de instaurar esta política de rendición de cuentas y de evaluación de resultados en las gestiones de las políticas públicas y la ciudadanía, si somos capaces de dejar las ideologías aparcadas cuando se trata de evaluar aspectos que son meramente técnicos, esta datocracia nos lleva a una democracia de mucha mejor calidad y eso es el principal objetivo que deberíamos conseguir.
–¿Y a eso puede ayudar el blockchain?
–Has dado con la clave. Tenemos un trinomio donde, por un lado tenemos el internet de las cosas que nos sirve para para recopilar datos. Por otro lado, la inteligencia artificial que hace que todos esos datos se transformen en información que sea de verdad útil. Y, en tercer lugar, el blockchain, que es lo que nos va a permitir que, si realmente vamos a delegar tanta y tanta responsabilidad en los datos para tomar decisiones, tendremos que asegurarnos que esos datos no han sido alterados, que han sido generados con calidad, que son precisos, que cumplen con todos esos estándares de calidad del dato y que nadie los va a alterar, gusten o no gusten.
–¿De proyecto está más orgullosa y cuál es el que genera más interés en el futuro?
–Un proyecto del que estoy muy orgullosa es el que estamos haciendo con la ciudad de Cartagena. De alguna manera resume todo muy bien: cómo utilizar la tecnología para tomar decisiones mucho más informadas. Diseñar una zona de bajas emisiones con con una mayor racionalidad y hacerlo de la manera más amable para para sus habitantes. El resultado es que la zona de bajas emisiones de Murcia no va a restringir el acceso a los vehículos y va a ser la zona de bajas emisiones con menores con menos restricciones de toda España.
Hay un una brecha para poder introducir estas tecnologías en los cultivos
Lo que más dudas me genera es la adopción, si vamos a llegar a tiempo. En el sector primario estamos viendo como hay un ecosistema lleno de startups innovando para en la parte de de agricultura de precisión, cómo ahorrar agua, cómo reducir el nivel de fertilizantes en las cosechas para contaminar menos... Pero al mismo tiempo hay un una brecha que a día de hoy me parece difícilmente salvable para poder introducir estas tecnologías en los cultivos. En algunas ocasiones es por falta de ver la rentabilidad en el largo plazo, pero también hay una parte que es regulatoria y cuando he hablado con con agricultores, me han dicho que tienen subsidios por la producción, se consuma o no se consuma, no por hacerlo con medios productivos sostenibles. Ahí es donde tenemos una una asignatura pendiente.