La semana tecnológica
El primer cumpleaños de ChatGPT deja tres preguntas peligrosas
La inteligencia artificial ya es parte de nuestra vida, pero todavía no sabemos qué hacer con ella
Nunca nos habríamos imaginado que en 2022 seríamos artificialmente más inteligentes. Aunque la IA ya vivía entre nosotros desde hace tiempo aprendiendo de nuestros comportamientos y nuestros gustos, no fue hasta el 30 de noviembre de 2022 cuando OpenIA puso en nuestras manos ChatGPT y nos presentó al nuevo mejor amigo de la humanidad.
No tardaron en asomar de las cavernas dos perfiles peligrosos. Por un lado, los que niegan que esta herramienta pueda ayudar al ser humano porque prefieren seguir con sus métodos obsoletos. Y, por otro lado, los que se dedican a decir que hay una zona oscura de la IA que acabará dominando el mundo. Unos y otros niegan la IA, la temen, la prohíben y huyen de ella.
Han pasado 365 días y hay que hacerse tres preguntas sobre qué va a pasar con la inteligencia artificial en los próximos años o en el próximo año porque esto va tan rápido como podemos esperar de la tecnología en el siglo XXI donde el medio plazo apenas existe y el largo plazo se esfumó.
¿Prohibir, regular o limitar?
Italia cometió un error prohibiendo el uso de IA. Meloni reveló su incapacidad para comprender la IA y nadie de su equipo le hizo ver que vetar su uso no era el camino. La ignorancia es atrevida y cree que ponerle puertas al campo será suficiente para que la inteligencia artificial desaparezca.
Meloni reveló su incapacidad para comprender la IA y nadie de su equipo le hizo ver que vetar su uso no era el camino
Regular es el camino, pero todo indica que cada país lo hará por su cuenta y eso provocará graves problemas de competencia. Igual que Ferrovial se va de España o Repsol amenaza con lo mismo por las facilidades que hay en otros países, con la IA pasará lo mismo. Si en otro país se pueden hacer más cosas, la fuga de talento será rápida. Regular, sí, pero bajo un paraguas mundial que ponga límites al mal uso de la IA, no a la propia IA.
Es evidente que algún límite hay que poner al uso de la IA. Estados Unidos lidera la libertad tecnológica mientras que Europa pone reglas demasiado estrictas que sufren empresas como Meta o Apple. Queda por explorar la tercera vía, la de tomarse en serio esta innovación y que sean los expertos los que tomen la palabra y asesoren a los dirigentes.
¿Charlar o trabajar?
Algunos medios siguen publicando noticias poniendo el foco en lo que recomienda ChatGPT. Hay que quitarse la boina e ir más allá que elevar a noticia una charleta con ChatGPT, copiar y pegar el contenido esperando que a la gente le interese. El periodista debe hacer preguntas a personajes que generen valor a sus publicaciones. ChatGPT es una inteligencia artificial basada en machine learning, sus respuestas no son trascendentes ni deben interesar a nadie.
Hay que quitarse la boina e ir más allá que elevar a noticia una charleta con ChatGPT
El objetivo es integrar cualquier IA en el mercado laboral y optimizar el trabajo de todos los sectores. Es irrelevante las ciudades de Italia que ChatGPT recomienda visitar, pero puede ayudar a completar un reportaje donde se escriba sobre la realidad de algunas ciudades con datos históricos.
Por no hablar de la implantación de la IA en las empresas para que absorban todos los datos económicos y ofrezcan líneas de negocio rentables basado en millones de datos que la mente humana tardaría años en procesar.
¿Nos robará el trabajo?
Ya no es la pregunta del millón. Quien dude de que la IA le va a quitar el trabajo debe abrirse una cuenta en Bard o en ChatGPT y pasar un rato con esta herramienta. Leer libros, a expertos… reflexionar sobre si la rueda mandó al paro a millones de personas o facilitó la vida de otras, si el coche provocó que los carreteros y sus bueyes montaran huelgas o acogiesen aquellos caballos de potencia en favor de reducir sus horas de trasladando mercancías.
Un escritor no va a dejar de enfrentarse al papel en blanco por muy bien que la IA sea capaz de relatar una historia
Un escritor no va a dejar de enfrentarse al papel en blanco por muy bien que la IA sea capaz de relatar una historia. Quizá sea útil para ofrecer un contexto histórico o facilitarse datos sobre temas desconocidos que quiera incluir en su obra. Lo mismo un periodista que podrá salir por fin de los artículos repetitivos a mayor gloria de Google y el SEO para dedicarse a optimizar su tiempo, dar valor a su trabajo y contar historias interesantes. El resto, es cosa de la IA.
La semana tecnológica
Las 96 horas en las que la inteligencia artificial generativa quiso dominar el mundo
La transformación será total en los próximos años. El Institute for Management Development ya ha dicho que España debería preocuparse menos por las horas que trabajan sus empleados y centrarse más en la competitividad. «El debate político y social debería enfocarse en reconocer y valorar la productividad de empresas y profesionales, en lugar de apostar por medidas que pueden impactar sobre su competitividad, como la reducción de la jornada laboral», comentó Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial del IMD.
La IA ha llegado para quedarse. Solo queda gestionar con transparencia y dar el siguiente paso para la humanidad.