La semana tecnológica
La prensa contra Meta: del Teletexto al desprecio por el modelo digital que viene
La prensa tradicional clama contra Google y Facebook mientras escribe al son de sus normas para atraer lectores sin entender el nuevo periodismo digital que se asoma
Algunos medios de comunicación españoles le tenían ganas a Google y a Facebook desde hace años. No sorprende, por tanto, que el lunes nos levantáramos con la noticia de que la Asociación de Medios de Información (AMI) que agrupa a las grandes editoras de cabeceras históricas como ABC, El Mundo, El País, La Vanguardia, Marca o la Agencia EFE, exigiera a Meta más de 500 millones de euros por incumplir la ley de protección de datos.
Google, agencia de noticias
No sorprende que la AMI ataque con dureza a Google en su web, denunciase el modelo de Google News en 2008 y exigiera derechos de autor a la empresa de Alphabet cuando regresó con su agregador de noticias en 2021 para hacer de la prensa digital un modelo más sostenible dentro de lo poco que se puede hacer ya.
No sorprende que la AMI ataque con dureza a Google en su web
Ahora, los medios de la AMI exigen a Meta más de 500 millones de euros porque «ha incumplido de forma reiterada la legislación comunitaria de protección de datos, ignorando el requerimiento normativo de que los ciudadanos deben consentir la utilización de sus datos para el perfilado de publicidad». En esa última palabra se encuentra la nueva batalla de los medios tradiciones contra la digitalización: la publicidad.
Publicidad
Si es extremadamente difícil conseguir publicidad en los medios digitales y aparecen Facebook, Instagram o WhatsApp y se la llevan porque la gente lee las noticias en esas plataformas en lugar de en las webs de los medios, hay un problema.
A las puertas de 2024, con la inteligencia artificial implantada en la vida de cuatro millones de españoles y con una revolución laboral en ciernes, las reclamaciones de los editores tradicionales, con sus medios tradicionales (reconvertidos en webs), no encajan con la innovación tecnológica que se espera de la prensa digital.
Las reclamaciones de los editores tradicionales no encajan con la innovación tecnológica que se espera de la prensa digital
En algún despacho de Silicon Valley les cuesta entender que haya algunos medios españoles exigiendo derechos y dinero en la jungla de internet. No ven claro que esos medios se sirvan de sus plataformas para impulsar sus noticias y luego les acusen de vampirizar la publicidad cuando sus contenidos son el único alimento de esas redes sociales.
Escribir para Google, trabajar el SEO, pagar por SEM, generar tráfico... es plegarse al gigante y aceptar sus normas por la necesidad de atraer lectores, pero no es consecuente exigir derechos por un contenido perdido en la inmensidad del océano digital con la excusa de que Google, Twitter o Facebook son editores y deben ser responsables de lo que publicitan.
Muros digitales
Muchos de esos medios levantan enormes muros de pago pensando que los españoles van a dar valor a sus noticias hasta el punto de pagar por ellas. Esa cultura ni existe ni existirá. La saturación de suscripciones pone todo más difícil y, más aún, si hay trampas digitales para saltar tapias digitales.
Las noticias están en internet, no en las webs. Los medios generan contenidos para que salgan a la arena del circo romano y luchen con otros gladiadores convertidos en opiniones, artículos, reportajes o entrevistas. El trabajo periodístico existe, pero queda supeditado a las imposiciones digitales y, en muchos casos, ni existe porque romper las barreras éticas es fácil en la red y soltar el titular grueso, sensacionalista y llamativo hará que el César levante el pulgar y te salve la vida.
El trabajo periodístico existe, pero queda supeditado a las obligaciones digitales
La gente lee titulares, pero les cuesta saber de qué medio llegan. Los menos, son fieles a las portadas en una huida mortal de la gran seña de identidad de los digitales nativos y no nativos.
Tercera ola
Es curioso que ningún medio se suba a la tercera ola digital que se avecina. Primero fueron las puntocom, su auge y caída, de la que solo se salva el Teletexto como medio de información de aquellos primeros años. Luego fueron los medios tradicionales los que se pasaron al digital y encontraron una suculenta vía de negocio, ya en extinción. Y ahora llegan las posibilidades que ofrece la tecnología y la IA que, por cierto, no va a quitar a nadie el trabajo, pero va a facilitar mucho las tareas más tediosas para fomentar otras más creativas.
La IA no va a quitar a nadie el trabajo, pero va a facilitar mucho las tareas más tediosas
Si los digitales tienen un dilema, la prensa tradicional tiene un enorme problema de adaptación a los nuevos tiempos. Podemos valorar si la jerarquización de noticias en un periódico impreso pone orden en el caos digital en estos tiempos de ruido, pero lo que cuesta entender, después de más de 20 años en internet, es que algunos quieran morder la mano que les da de comer, aunque la comida la preparen ellos. Que prueben a desaparecer un mes de las redes sociales y a evitar que Google indexe sus contenidos, a ver qué pasa.