La sesgada censura en las redes sociales que quiere imitar Pedro Sánchez con su represión a los medios

El Gobierno de España ha iniciado una cruzada contra lo que ellos llaman bulos en los medios de comunicación. Poco se sabe de cómo se ejecutará esa ley, pero el daño llegará mediante una asfixia económica al limitar la publicidad institucional.

Ese fango del que habla Pedro Sánchez no es otro que noticias que cuentan los problemas del PSOE, el caso Koldo o la imputación de su esposa, Begoña Gómez por tráfico de influencias. Hasta el momento, no ha habido una sola queja del Gobierno por la información que publican medios afines a su ideología, por lo que se espera que el recorte económico de esta nueva ley les llegue a unos medios, pero no a otros en función de su cercanía a la Moncloa.

Facebook y Cambridge Analytica

Las redes sociales viven su particular cruzada contra los bulos y la desinformación desde hace años. Facebook fue la primera señalada por Frances Haugen, una de las exempleadas más famosas que destapó el grave problema de la red social al no estar regulada. Desde entonces se ha conocido cómo las noticias publicadas en los muros de Facebook han cambiado intenciones de voto, como el que llevó a Trump a la Casa Blanca, el resultado del brexit que sacó a Reino Unido de la Unión Europea o cómo se dinamitó el 1O en Cataluña durante el referéndum ilegal, por no hablar de las guerras en África donde Facebook miró para otro lado.

Detrás de esta fachada de control de fake news hay una línea de pensamiento que siempre sufre las consecuencias de este control

Europa ha impuesto medidas que se resumen en que las redes sociales tienen que ser responsables que lo que se publica en ellas. Es decir, las convierte en algo parecido a un medio de comunicación, algo de lo que ya advirtió Trump durante su mandato cuando Twitter o Facebook intentaban silenciar su discurso. Incluso, el que fuera presidente de los Estados Unidos amenazó con tratarlas como si fueran medios de comunicación con todo lo que supone a nivel fiscal.

Musk y Twitter

Pero detrás de esta fachada de control de fake news hay una línea de pensamiento que siempre sufre las consecuencias de este control. Elon Musk fue el primero en destapar lo que ocurría en Twitter cuando compró la red social por 44.000 millones de euros y asegurar que había liberado al pájaro azul.

Durante varios meses se conocieron noticias de cómo esta potente red social había silenciado el discurso conservador y había fomentado la ideología de izquierdas, woke o progresista. Listas negras con cuentas que no publicaban en su línea de pensamiento o mails entre responsables de la compañía donde se recomendaba subir el volumen de determinadas corrientes para acallar otras como fue el caso del hijo de Joe Biden y su escándalo sexual.

Twitter silenció el discurso conservador y fomentó la ideología de izquierdas, woke o progresista

Los Twitter Files, como se llamó a la desclasificación de documentos de la plataforma que se llevó a cabo tras la llegada de Musk, descubrió la mordaza a las opiniones conservadoras y hasta la suspensión de cuentas de este tipo de perfiles con Trump como máximo exponente de la censura.

Sánchez y las redes sociales

Las limitaciones a las redes sociales son un espejo donde Pedro Sánchez mira para imponer su agenda en los medios de comunicación no afines a su ideología. La manipulación sigue su curso en 2024 con una grave denuncia realizada por el propio Musk que asegura que la Comisión Europea ofreció a X un «acuerdo secreto ilegal» para silenciar discursos a cambio de evitar la multa que le ha impuesto por incumplir la Ley de Servicios Digitales de la UE por falta de transparencia y prácticas engañosas.

Parece que Pedro Sánchez ha estudiado la cronología de los hechos en las redes sociales hasta llegar a elaborar una ley que imponga un solo pensamiento en los medios como ha ocurrido en estas plataformas desde hace años.