La serie sobre IA y deepfakes que alerta de un futuro en el que nada es lo que parece
Arruinar la vida de un político con un clon o manipular las cámaras de grabación para enviar a un soldado a la cárcel ocupan las dos temporadas de The Capture
El 3 de septiembre de 2019 se estrenó en Reino Unido la serie The Capture. Tiempos prepandémicos, donde ChatGPT no existía para la humanidad y las capacidades de la inteligencia artificial y los algoritmos que mueven el mundo no se habían dado a conocer.
Quizá esas fueran las razones por las que la serie The Capture pasó desapercibida para el gran público. Dos temporadas con dos situaciones que hace cinco años eran impensables y que ahora podrían cobrar vida sin que nos extrañara demasiado: un complot del Gobierno para corregir situaciones reales gracias a la tecnología.
Ponerse en la piel de los dos protagonistas genera una angustia difícil de gestionar. En la primera temporada un soldado es declarado no culpable de matar a musulmanes desarmados en plena guerra de Afganistán. Hasta ahí todo bien, pero la noche en la que celebra la absolución con sus abogados y varios amigos se desatan una serie de acontecimientos que acaban con el propio soldado en busca y captura por secuestrar a su abogada.
Una cámara de seguridad pública de Londres recoge cómo el soldado y la abogada hablan en la parada de autobús, se besan y ella se intenta despedir de él, pero el joven impide que se vaya, la agarra y la tira al suelo para arrastrarla fuera del plano hasta que se ve cómo su coche arranca y se va. Horas después, ya de madrugada y con el protagonista dormido en su casa, la policía irrumpe para llevarle a una comisaria y mostrarle un vídeo que él no reconoce.
Detrás de esas imágenes, y sin ánimo de reventar la serie porque merece la pena ver las dos temporadas, hay un complot del Gobierno británico y estadounidense para alterar imágenes y conseguir las pruebas necesarias para que un juez no tenga dudas a la hora de condenar. La tecnología al servicio de esta trama se denomina Correction y, para mayor realismo, no trata de condenar inocentes, más bien de reajustar la realidad para que las amenazas contra Reino Unido no tengan escapatoria si el resto de pruebas no son concluyentes.
Deepfakes en la segunda temporada
La segunda temporada de The Capture pone los pelos de punta. Un ministro al que las cloacas del estado colocan en medio de una guerra entre China y Rusia por el control biométrico de la seguridad británica.
Falsear entrevistas y manipular declaraciones alcanza cotas inimaginables gracias a los deepfakes, imágenes donde el ministro británico lanza mensajes guionizados por uno y otro bando en entrevistas reales que son alteradas en el camino entre los estudios de la BBC y la televisión.
Declaraciones sobre racismo, un posible caso de paternidad tras un romance en uno sus viajes y otras situaciones que este político no es capaz de controlar porque cada vez que abre la boca en público alguien le altera su discurso en su propio beneficio.
El colofón a las dos temporadas de The Capture es una soberbia entrevista para la BBC donde la víctima del deepfake pone en alerta a las sociedades occidentales de prácticas que pueden ser fatales.