Senén Barro, experto en IA: «Es estúpido formar en aquello que las máquinas hacen mejor»

En el marco del Innovation Campus Summit de Samsung, celebrado en Madrid, Senén Barro (As Pontes, 1962), doctor en Física, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial y director científico del CiTIUS (Centro Singular de Investigación en Tecnologías Inteligentes de la Universidad de Santiago de Compostela - USC), ofreció un análisis profundo sobre el estado actual y el futuro de la IA, en particular en relación con la educación.

Sus declaraciones destacan la necesidad de ajustar las expectativas en torno a la Inteligencia Artificial y evitar caer en los errores del pasado, como ocurrió en los primeros años de desarrollo de la IA en la década de 1950.

El «invierno de la IA»

Barro inició su intervención recordando los inicios de la IA en 1956 y el llamado «invierno de la IA», un período en el que las expectativas sobre el progreso de esta tecnología eran desproporcionadamente altas, lo que provocó un retroceso cuando no se alcanzaron los resultados esperados. «No inflemos las expectativas para no caer en un invierno de la IA, como pasó en los inicios del 56», advirtió el profesor, refiriéndose a la necesidad de mantener una visión realista sobre lo que la IA puede lograr a corto plazo.

No sabemos si vamos en el camino de una IA general multifuncionalSenén BarroCatedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial

Uno de los puntos que Barro destacó fue la incertidumbre que rodea el desarrollo de una IA general multifuncional. «No sabemos si vamos en el camino de una IA general multifuncional», afirmó, dejando claro que la mayoría de los avances actuales en Inteligencia Artificial están centrados en aplicaciones concretas que requieren aún una enorme intervención humana.

El ajedrez y la IA

Uno de los ejemplos más importantes del desarrollo de la IA ha sido el ajedrez. Desde 2005, ningún humano ha sido capaz de derrotar a un programa de IA en un campeonato mundial, lo que marca un hito en el campo de la Inteligencia Artificial. Barro reveló, además, que este año será el último en el que se celebre el Campeonato Mundial de Software de Ajedrez, evento que ha tenido lugar desde 1974, y cuya edición final será en Santiago de Compostela.

Uno de los ejemplos más importantes del desarrollo de la IA ha sido el ajedrez

Este tipo de ejemplos, sin embargo, no deben llevarnos a engaño. «Las máquinas superan al hombre en tests muy concretos para medir cosas específicas», señaló Barro, aclarando que aunque la IA puede sobresalir en tareas limitadas y controladas, aún está lejos de comprender el lenguaje humano en su totalidad o de interactuar de forma efectiva fuera de un laboratorio.

El desafío de formar mentes críticas

Uno de los temas más preocupantes para Barro fue el impacto que la IA podría tener en la educación y en la formación de los estudiantes. Citando datos de la OCDE, afirmó que los niños españoles son muy buenos reproduciendo contenidos, pero carecen de habilidades para aplicarlos de manera creativa. Esto, en su opinión, es un reflejo de un sistema educativo que no está alineado con las necesidades de la sociedad actual, una sociedad en la que las máquinas se vuelven cada vez más inteligentes.

Barro advirtió que es «estúpido formar en aquello que las máquinas hacen mejor». En lugar de esto, el profesor abogó por una formación que fomente lo que las máquinas no pueden hacer: el pensamiento crítico, la creatividad y la resolución de problemas complejos. «Queremos personas creativas, comprometidas y de pensamiento crítico, porque el resto ya lo harán las máquinas», subrayó.

La educación en tiempos de IA

El profesor también denunció el carácter conservador del sistema educativo. «La educación es conservadora e inmovilista, no nos gusta que nos cambien las reglas del juego», lamentó. Recordó cómo, a lo largo de la historia, nuevas tecnologías como la escritura, la imprenta o la calculadora fueron inicialmente rechazadas por temor a que debilitara el aprendizaje humano. Sin embargo, con el tiempo demostraron su capacidad para enriquecer el proceso educativo.

Mis estudiantes no vienen a tutorías porque la IA les resuelve sus dudasSenén BarroCatedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial

Siguiendo esta línea, Barro insistió en la necesidad de formar en IA y con IA. Los docentes deben aprender a usar las herramientas tecnológicas, no para facilitar su labor, sino para mejorar los resultados educativos y acelerar el aprendizaje de los estudiantes. «Mis estudiantes no vienen a tutorías porque la IA les resuelve sus dudas», comentó, dejando en claro que los profesores tienen el desafío de enseñar a sus alumnos a usar la IA de manera responsable y efectiva.

El impacto de la IA en la sociedad

A lo largo de su intervención, Barro también reflexionó sobre los posibles efectos de la IA en la evolución de la inteligencia humana. Presentó lo que él llamó la «conjetura de la conservación global de la inteligencia», sugiriendo que si las máquinas continúan evolucionando en su capacidad para realizar tareas que antes requerían esfuerzo cognitivo humano, podría haber una involución cognitiva en las personas. «Si vamos delegando en las máquinas lo que antes cultivábamos, se deteriora nuestro nivel de competencia», advirtió, citando como ejemplo el caso de los pilotos de avión que dependen cada vez más del piloto automático, lo que podría llevar a una falta de preparación en situaciones críticas.

Si vamos delegando en las máquinas lo que antes cultivábamos, se deteriora nuestro nivel de competenciaSenén BarroCatedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial

Senén Barro cerró su intervención con una llamada a una reflexión profunda sobre el futuro de la educación y el papel de la IA en nuestras vidas. Destacó la importancia de aprender más y más rápido, aprovechando los recursos que ofrece la tecnología, y abogó por un enfoque educativo que no se limite a introducir materias específicas sobre IA, sino que incorpore estos recursos en todas las áreas del conocimiento. «Formar para una sociedad de personas y máquinas inteligentes», concluyó, es el reto más grande que enfrenta la educación en el siglo XXI.