Agricultura
El campo español y el francés se unen contra su gran enemigo: «Marruecos se salta la ley y la UE no hace nada»
Los agricultores condenan la actividad del vecino del sur y la inacción de las instituciones para evitar el hundimiento de los precios de sus productos
El hartazgo de los agricultores españoles y franceses y la rebelión del pueblo saharaui se alinean contra las prácticas de Marruecos.
Los productores de España y Francia han alcanzado su límite por las importaciones «masivas» de frutas y verduras que llegan procedentes del vecino del sur.
Esta beligerancia contra Marruecos y su forma de actuar encuentra un aliado en el movimiento que lucha para acabar con la ocupación ilegal del Sahara Occidental, el Frente Polisario. El terreno reivindicado por los saharauis se ha convertido en el huerto de Mohamed VI, ya que ahí se cultivan buena parte de los tomates que luego llegan a Europa como marroquíes y se aprovechan del tratado de libre comercio con la Unión Europea (UE).
La sociedad entre los países separados por los Pirineos y los denunciantes del expolio marroquí se ha hecho palpable en un encuentro con periodistas apadrinado por COAG. La organización profesional agraria ha cargado junto al sindicato francés Confédération Paysanne, el Frente Polisario y la ONGD Mundubat contra el libre albedrío de Marruecos en el Sáhara Occidental y sus repercusiones en el mercado europeo.
«Los productos que se cosechan en el Sáhara Occidental no son marroquíes. Marruecos se salta la ley y la Comisión Europea no hace nada», lamenta Manuel Devers, abogado del Frente Polisario.
Los europeos condenan que se favorezcan las importaciones de frutas y verduras de Marruecos que califican de competencia desleal porque los estándares del país africano «están muy lejos» de los que se exige en la UE. La cuestión fitosanitaria, las condiciones laborales de los trabajadores y la sostenibilidad de los métodos copan las quejas de los agrarios europeos.
La alianza de la UE con Marruecos permite la importación de 285.000 toneladas de tomate por un precio mínimo de 0,46 euros el kilo libres de carga arancelaria; sin embargo, Andrés Góngora, responsable estatal de frutas y hortalizas de COAG, ha denunciado que desde 2019 llegan unas 500.000 toneladas anuales. «Unas 230.000 toneladas de tomate se cuelan cada año sin pagar tasas», apunta Góngora, que señala que los cálculos de su organización muestran que Marruecos tendría que haber pagado 71,7 millones de euros a España en los últimos cinco años por el excedente de tomate que ha introducido en el mercado europeo.
Los enemigos de Marruecos reclaman que se cumpla la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) que tumba los acuerdos de agricultura y pesca cerrados en 2019. «Si hay una sentencia no hay que esperar un año, se tiene que cumplir y punto», demanda Góngora.
Rechazo a los acuerdos comerciales
Jean Thévenot, agricultor miembro de Confédération Paysanne, subraya el rechazo de su sindicato a todos los acuerdos comerciales con terceros países: «Defendemos la soberanía alimentaria para que cada pueblo maneje su alimentación respetando los derechos. En Marruecos se trabaja sobre un terreno ocupado y con condiciones impensables en Europa, lo que permite producir en precios muy bajos».
COAG se añade al portazo a los acuerdos comerciales con terceros países; «nunca van a beneficiar a los pequeños productores del país ni al consumidor ni al destino».
Las quejas de los agricultores apuntan al hundimiento de los precios que provoca la acción exportadora de Marruecos. Según COAG, España ha perdido un 30 % de la superficie de tomates como consecuencia de la guerra desigual con los magrebíes.
La organización responsabiliza a la UE de no controlar la importación marroquí. «La Comisión Europea nos remite a que el control de las aduanas es competencia de los Estados miembros y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación nos redirige a los ministerios de Economía y Hacienda, cuya respuesta es el silencio (...) Es un sistema fraudulento que permite enmascarar el precio y colar todo tipo de tomate desde Marruecos. Se vende tomate suelto a un precio que es incompatible con la liquidación de tasas arancelarias porque es menor el precio del tomate que de la propia tasa», concluye Góngora.