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Juan Carlos IzpisuaEFE

Ciencia

El español Juan Carlos Izpisúa y su equipo logran revertir en ratones el proceso de envejecimiento

Luchar contra las consecuencias del envejecimiento, algo que, por otra parte, es inherente al ser humano, ha sido desde hace siglos uno de los grandes desafíos de la ciencia

Gracias a un grupo internacional de científicos, liderado por el investigador español Juan Carlos Izpisúa Belmonte, profesor del Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk de La Jolla, en California, es posible. Izpisúa y su equipo han logrado revertir el proceso de envejecimiento en ratones restableciendo parcialmente sus células a estados más juveniles.

Con sus investigaciones se han conseguido avances en el mundo de la ciencia, ya que han conseguido demostrar que se puede retrasar de forma segura y eficaz este proceso en ratones de mediana edad y ancianos.

Podría frenar la neurodegeneración

«Nuestros resultados indican que podemos utilizar este método para retrasar el envejecimiento en animales envejecidos de forma natural. La técnica es segura y eficaz en ratones. Además de permitirnos abordar las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, este enfoque proporciona a la comunidad biomédica una nueva herramienta para recuperar la salud de los tejidos envejecidos y del propio organismo, mejorando el funcionamiento de las células en diferentes situaciones patológicas, como por ejemplo las enfermedades neurodegenerativas, del sistema músculo esquelético, de la piel o enfermedades renales», explica Izpisúa.

Este enfoque puede proporcionar una nueva herramienta para restaurar la salud de los tejidos y del organismo

A medida que los organismos envejecen, no solo cambia el aspecto exterior, sino que cada célula del cuerpo, que posee un reloj molecular, comienzan a presentar marcas epigenéticas en su ADN.

El tratamiento de las células envejecidas con una mezcla de cuatro factores de reprogramación celular (Oct4, Sox2, Klf4 y cMyc), también conocidos como «factores de Yamanaka», puede borrar esas marcas epigenéticas acumuladas con el paso del tiempo, de tal forma que las células adultas se pueden convertir, desde el punto de vista del desarrollo, en células madre.

Además de abordar las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, «este enfoque puede proporcionar a la comunidad biomédica una nueva herramienta para restaurar la salud de los tejidos y del organismo, mejorando la función y la capacidad de recuperación de las células en diferentes situaciones de enfermedad, como las enfermedades neurodegenerativas», apunta el profesor.

Los resultados se han publicado en la revista Nature Aging. El artículo, por parte española, lo firman, además de Izpisúa, Estrella Núñez, de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, y Pedro Guillén, fundador de Clínica Cemtro (Madrid); ambos centros han ayudado a financiar la investigación.

Rejuvenecimiento facial

Cuando los investigadores analizaron los signos de envejecimiento en los animales tratados descubrieron que tenían en rostro más joven. Los patrones epigenéticos de las células de los riñones y de la piel de los animales tratados eran muy similares a los de los animales más jóvenes.

Observaron que, cuando se lesionaban células de la piel de los animales tratados, éstas tenían una mayor capacidad de proliferación y eran menos propensas a formar cicatrices permanentes que las de los animales no tratados. Este rejuvenecimiento se observó en animales tratados durante siete o diez meses con los factores de Yamanaka (grupos uno y dos), pero no en los tratados durante un sólo mes (grupo tres).

«Cuando se analizaron los animales a mitad del tratamiento, los efectos aún no eran tan evidentes. Esto sugiere que el tratamiento no se limita a detener el envejecimiento, sino que lo hace retroceder activamente, aunque se necesitan más investigaciones para diferenciar ambas cosas», comenta Pradeep Reddy, co-primer autor del trabajo.

Años de trabajo detrás

Los resultados que ahora se conocen no son, precisamente, flor de un día. Ya en 2016, este equipo liderado por el investigador español logró revertir el envejecimiento en ratones con progeria, una enfermedad que provoca envejecimiento prematuro. Con la misma técnica redujeron los efectos de la edad en los órganos de roedores sanos.

Izpisúa y su equipo descubrieron en su día que, alterando la dosis, frecuencia y duración de unas moléculas llamadas factores de Yamanaka, podían programar las células para aumentar su resiliencia y funcionalidad in vitro.

Se trata de reprogramación celular, un proceso en el que a través de la actividad de cuatro proteínas –factores de Yamanaka– se logra transformar cualquier célula adulta en una célula madre pluripotente inducida, capaz de dividirse de forma indefinida y convertirse luego en cualquier tipo de célula. El descubrimiento de este proceso por el japonés Shinya Yamanaka le valió un Nobel.

Actualmente, el equipo investigador está planificando nuevos proyectos para analizar cómo afecta el tratamiento con los factores de Yamanaka a largo plazo, a moléculas y genes específicos; y también están desarrollando nuevas formas de administrar estos factores.