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Atolla reynoldsiMBARI

Ciencia

Descubren una extraña medusa abisal frente a la costa de California

Se trata de la Atolla reynoldsi y vive entre los 1.000 y los 4.000 metros de profundidad

Científicos estadounidenses han descubierto una especie «inusual» de medusas de aguas profundas frente a las costas de California. Esta criatura, del tipo Atolla, fue encontrada por los investigadores del Monterey Bay Aquarium Research Institute (MBARI) en la conocida como zona batial –entre uno y cuatro kilómetros de profundidad–, una región misteriosa donde la luz solo proviene de animales que generan ellos mismos y que soportan presiones extremas.

Hace unos años, los expertos notaron algo extraño al observar los vídeos y muestras de vehículos operadores por control remoto. Aunque las medusas del género Atolla son comunes en la zona de la Bahía de Monterey, algunas se veían diferentes: carecían de un habitual tentáculo colgante.

«Nos dimos cuenta de que habíamos encontrado una medusa inusual alrededor de 2014 y revisamos nuestros registros para encontrar algunas observaciones adicionales», explicó George Matsumoto, especialista del MBARI. «También estuvimos atentos a otros avistamientos para poder obtener especímenes para examinar en la Academia de Ciencias de California».

Los investigadores capturaron varios especímenes de tres medusas Atolla sin tentáculo para examinarlos y, tras identificarla formalmente, la llamaron Atolla reynoldsi. Desde abril de 2006 a junio de 2021, solo se han observado diez especímenes de esta medusa.

La existencia de esta medusa demuestra la falta de conocimiento sobre las especies que viven en las profundidades del océano y aún no han sido descrita. De hecho, se estima que solo se han descubierto el 10 % de todas las que se pueden encontrar en los océanos.

Y también el tiempo en publicar los hallazgos. Según un estudio de 2012, el tiempo medio que tarda una nueva especie desde que se encuentra hasta que es «descrita» es de 21 años. En el MBARI ya se han documentado más 225 especies nuevas a partir de exploraciones en los últimos 34 años.

«Necesitamos dedicar más tiempo y fondos a explorar y aprender sobre el océano, el hábitat más grande de la Tierra», comenta Matsumoto. «Es difícil proteger o preservar un ecosistema cuando no sabemos quién vive en ese sistema o cómo interactúan entre sí, y los humanos ya estamos teniendo un impacto en el océano».