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El gigante gaseoso WASP-39 b, uno de los exoplanetas estudiados por el telescopio James WebbESA/NASA/CSA

Ciencia

La NASA ya planea la forma de encontrar mundos habitables cerca de la Tierra

La agencia aspira a lanzar para 2040 un observatorio espacial centrado únicamente en esa tarea

Cuando el telescopio espacial James Webb (JWST) no ha hecho más que mostrar una pequeña parte del potencial que desplegará a lo largo de las próximas décadas, la NASA ya comienza a esbozar su próximo proyecto, con el que sueñan lograr el ansiado objetivo de descubrir planetas con signos de habitabilidad antes de que acabe el presente siglo.

Según informa la revista Science, la agencia aspira a lanzar para 2040 (en la mejor de las previsiones) el llamado Observatorio de Mundos Habitables (HWO), un instrumento que se situaría en la misma zona en la que opera actualmente el JWST (el punto L2, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra) y que estaría capacitado para funcionar durante mucho más tiempo que su antecesor gracias a su sistema de actualización y mantenimiento robótico.

El proyecto, todavía en fases muy tempranas de desarrollo –no tiene siquiera presupuesto–, surge a instancias de la Encuesta Decadal de Astronomía y Astrofísica, una revisión de la literatura astronómica elaborada cada diez años por el Consejo Nacional de Investigación de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS).

Entre otras cosas, el documento pide a la NASA retomar su programa de Grandes Observatorios tras el lanzamiento del JWST a través de un aparato que sea capaz de detectar signos de vida en al menos 25 exoplanetas similares y cercanos a la Tierra. Aunque hasta la fecha se ha confirmado la existencia de 55 mundos potencialmente habitables en el universo conocido, los astrónomos creen que podría haber muchos más a solo cuatro años luz de nuestro planeta, y es por ello que la agencia quiere comprobarlo por sus propios medios.

Hasta ahora, la NASA había presentado a la NAS dos propuestas similares, los observatorios HabEx y Luvoir, pero la Academia se inclina por un híbrido que aúne propiedades comunes a ambos. Y esto pasa, sobre todo, por un proyecto que evite sobrecostes y retrasos como los que lastraron el lanzamiento del JWST durante casi diez años. Por ello, la idea es aprovechar tecnologías ya existentes que allanen el camino hacia un anhelo que, no obstante, tendrá que esperar todavía varios lustros para llegar a materializarse.