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El sumergible Titan, durante una inmersión

El sumergible Titan, durante una inmersiónOceanGate Expeditions

OceanGate ignoró durante años las advertencias sobre la falta de seguridad del Titan: «Vais a matar a alguien»

La reacción de Stockton Rush, fundador de la compañía y que pilotaba el sumergible cuando implosionó, solía ser furibunda

A medida que pasan los días desde que el pasado 18 de junio cinco personas perdieran la vida cuando descendían al pecio del Titanic a bordo del sumergible Titan, de la compañía OceanGate, se va haciendo más y más patente el desdén que su fundador y director ejecutivo, Stockton Rush, sentía por los estándares de calidad e integridad de su flota de vehículos.

Rush, que pilotaba el Titan cuando implosionó a más de 3.000 metros de profundidad debido a la presión, consideró siempre la seguridad un escollo a la «innovación» que pretendía aplicar en la fabricación y el diseño de sus sumergibles. «Llega un momento en el que la seguridad es puro despilfarro. Quiero decir, si solo quieres estar a salvo, no te levantes de la cama, no te subas a tu coche, no hagas nada. En algún momento te vas a arriesgar, y realmente es una cuestión de riesgo/recompensa. Creo que puedo hacer esto con la misma seguridad si transijo las normas», afirmó en 2022 en un podcast con el periodista David Pogue en la cadena CBS, uno de los muchos comentarios que hizo en términos similares a lo largo de los años.

El último en dejar constancia ha sido Rob McCallum, un veterano experto en sumergibles que en la década de los 2000 (cuando Rush comenzó a pergeñar lo que finalmente sería OceanGate, fundada en 2009) pilotó expediciones turísticas al Titanic en submarinos rusos.

En un artículo publicado en la revista The New Yorker, McCallum ha revelado que Rush se puso en contacto con él hacia 2015 para proponerle que dirigiera los descensos al mítico transatlántico. «En ese momento, yo era la única persona que conocía que había realizado viajes de expedición comercial al Titanic. Su plan era ir un paso más allá y construir un vehículo específicamente para esta expedición de varios pasajeros».

Además de darle consejos de márketing y logística, McCallum visitó el taller de OceanGate en Seattle para ver en persona el primer sumergible construido por la compañía, el Cyclops I, que no podía descender a más de 1.500 metros pero cuyo diseño Rush planeaba emplear para fabricar el Titan.

Tras ver los resultados de un descenso realizado por aquel primer sumergible, el experto decidió, sin embargo, no participar en el proyecto al advertir una serie de defectos de seguridad, incluidos los procedimientos de lanzamiento y recuperación del sumergible. Entre ellos, el hecho de que el submarino usara un sistema de control por Bluetooth y no por cable.

Así se lo hizo saber a través de un correo electrónico, al cual Rush respondió airado. «Sé que nuestro enfoque innovador centrado en la ingeniería (a diferencia de un proceso de diseño centrado en el cumplimiento de los estándares existentes) va en contra de la ortodoxia sumergible, pero esa es la naturaleza de la innovación», le contestó el fallecido responsable de OceanGate en un mensaje al que tuvo acceso el diario británico The Guardian.

«Como pueden ver, este tema me pone un poco nervioso. Me he cansado de los actores de la industria que intentan usar un argumento de seguridad para evitar que la innovación y los nuevos participantes ingresen a su pequeño mercado existente. Desde que Guillermo [Söhnlein, el otro fundador de la compañía, que abandonó el proyecto en 2019] y yo comenzamos OceanGate, hemos escuchado los gritos infundados de 'vas a matar a alguien' con demasiada frecuencia», remachaba el correo electrónico.

Otras alarmas

McCallum no fue el único que dio la voz de alarma. El director de operaciones marítimas de OceanGate, David Lochridge, fue despedido en 2018 por negarse a realizar expediciones en el Titan por su falta de seguridad. E incluso uno de los amigos de Rush, Karl Stanley, le trasladó al director ejecutivo su preocupación tras formar parte de una expedición cerca de las Bahamas en la que aseguró escuchar «ruidos inquietantes».

«Lo que escuchamos, en mi opinión… sonaba como una falla/defecto en un área que estaba siendo afectada por tremendas presiones y aplastada/dañada», le dijo Stanley a Rush en un correo electrónico, según CNN.

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