Descubren que los humanos antiguos usaban tortugas como 'comida enlatada' para sus largos viajes
Fragmentos de cinco caparazones encontrados en un yacimiento en Alemania así lo sugieren
Durante cientos de miles de años, los humanos fueron cazadores-recolectores, una forma de vida previa a la invención de la agricultura que los obligaba a moverse en función de la temporada y de los recursos disponibles en su entorno.
En esos largos desplazamientos, un grupo que vivió hace unos 50.000 años transportó tortugas vivas para su consumo a modo de lo que hoy podría asemejarse a una especie de «comida enlatada», según ha explicado en un comunicado la Oficina de Protección de Monumentos y Arqueología de Sajonia-Anhalt, en Alemania.
Así lo ha determinado un grupo de investigadores tras hallar cinco fragmentos de caparazones de tortugas de hace entre 42.000 y 50.000 años en un yacimiento de grava situado junto a un lago cercano a Magdeburgo, en el centro del país.
La especie en concreto, según los análisis realizados, es el galápago europeo (Emys orbicularis), una especie que hoy está presente en una amplia zona de Europa central.
Los investigadores, sin embargo, albergan la duda de la procedencia exacta de los caparazones encontrados: el período de hace 42-50.000 años coincide con una época de glaciación, y los huevos de E. orbicularis, que se ponen en el suelo, necesitan una temperatura de 18 a 20 ºC para que las crías puedan desarrollarse. ¿Es posible, por tanto, que aquellos cazadores-recolectores, ya fueran neandertales o sapiens, llevaran consigo a las tortugas desde otro lugar? Será algo que tendrán que determinar investigaciones futuras.
En cualquier caso, según los investigadores, lo cierto es que estos animales hacían las veces de «reservas vivas», puesto que son fácilmente transportables y procuran una fuente de alimento si la caza no tiene éxito.
En los alrededores del lago Adam, donde se encontraron los fragmentos, se han hallado hasta 180 objetos de piedra, incluidos bifaces, herramientas, núcleos y lascas, así como una punta de lanza de hueso molido de hace unos 32.000 años y una extensión de 41,8 centímetros de largo.