Fundado en 1910

Seahenge en su ubicación inicial (Inglaterra), antes de su excavación en 1999Michael Walter

Seahenge, la construcción de hace 4.000 años para prolongar el verano

Un reciente estudio de la Universidad de Aberdeen, en Escocia, revela el motivo por el que dichas creaciones fueron levantadas

un círculo de madera bautizado como Holme I se mantuvo oculto bajo la turba durante milenios, preservando los troncos hasta que el movimiento de la arena los reveló hace poco más de dos décadas en una playa de Holme-next-the-Sea, al norte de Norfolk, en Inglaterra.

No muy lejos de allí, a escasos 100 metros, se erigía una segunda estructura similar conocida como Holme II. Ambos forman Seahenge.

Seahenge se construyó a principios de la Edad del Bronce, un período de tiempo que vio la creciente adopción de la agricultura y el sedentarismo en Gran Bretaña. Esta curiosa estructura de 4.000 años de antigüedad se compone de un tocón central de roble, invertido, rodeado por 55 postes también de roble, organizados en un óvalo de 7 por 6 metros. Construido en una marisma salina protegida por dunas y barro.

Aunque se creía que estas cimentaciones se erigieron como monumentos funerarios y ofrenda a los dioses, un reciente estudio liderado por el arqueólogo David Nance, de la Universidad de Aberdeen, en Escocia, revela que dichas creaciones fueron levantadas para prolongar el verano.

«La datación de las maderas de Seahenge mostró que fueron taladas en primavera, y se consideró lo más probable que estuvieran alineadas con el amanecer en el solsticio de verano», ha explicado el investigador en la revista GeoJournal.

Además, según Nance, «cuando fueron construidos estos monumentos, hace 4.000 años, hubo una prolongada disminución de las temperaturas atmosféricas, con severos inviernos y primaveras tardías, lo que causó un gran estrés a estas primeras sociedades costeras».

El solsticio de verano y el cuco

Nance sugiere que su función habría sido la de imitar una «jaula» con la intención de que un ave sagrada, concretamente un cuco, aún inexperto, siguiera cantando y, de este modo, lograr prolongar el verano. «El solsticio de verano era la fecha en la que, según el folclore, el cuco, un pájaro que era símbolo de la fertilidad, tradicionalmente dejaba de cantar, regresaba al Otro Mundo y el verano se iba con él», aclara el experto.