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Ejemplar de Amorphophallus titanum en el Real Jardín Botánico de Kew (Reino Unido)Kew Gardens

Casi tres metros, más de 120 kilos y muy maloliente: así es la flor más grande del mundo

Florece una vez cada década, y lo ha hecho esta semana en el Real Jardín Botánico de Kew (Reino Unido)

La flor no ramificada más grande del mundo puede llegar a medir hasta tres metros y pesar más de 120 kilos, dos cualidades que, sumado al olor a carne podrida que desprende, la han elevado igualmente a la categoría de plantas más feas catalogadas.

Hablamos de Amorphophallus titanum, comúnmente conocida como «flor cadáver» o «aro gigante» y perteneciente a la familia Araceae. Originaria de las selvas tropicales de Sumatra (Indonesia), la deforestación que poco a poco ha ido diezmando la isla la han puesto en peligro de extinción. Por suerte, su espectacularidad y unicidad hace que se conserve con cuidado y máximo esmero en varios jardines botánicos del mundo.

Uno de ellos, precisamente, es el Real Jardín Botánico de Kew en Richmond (Reino Unido), donde la flor, que brota una vez por década, se abrió a principios de este mes. Su ciclo de floración dura pocos días: tras pasar años almacenando energía en una base subterránea del tallo, llamada cormo, para impulsar la erección de su enorme inflorescencia, la primera flor dura una media de 24 a 48 horas antes de marchitarse. Se espera que la segunda flor se desarrolle esta semana, informa Science Alert.

Ejemplar de Amorphophallus titanum en el Real Jardín Botánico de Kew (Reino Unido)Kew Gardens

La planta, que es un icono de los ‘Kew Gardens’, se conserva en un invernadero que imita las condiciones tropicales de Sumatra. Tiene una estructura única: la inflorescencia (ramas del tallo, con crecimiento limitado, portadoras de flores) consiste en una espádice (una espiga carnosa) de color amarillo pálido rodeada por una espata (una hoja modificada) rojo oscuro o marrón. La espádice puede emitir calor, lo que ayuda a difundir el olor y atraer a los polinizadores carnívoros, como moscas y escarabajos, desde casi un kilómetro de distancia.

El interés por esta planta se remonta a la época de las colonias, cuando su descubrimiento y posterior exhibición era una forma de mostrar la abundante biodiversidad del Imperio Británico.

Además de Kew, otros jardines botánicos en los que también se exhiben ejemplares de ‘aro gigante’ son los de Bogor (Indonesia), Nueva York, Singapur y Misuri.