La historia de la extraña bandera que China ha plantado en la Luna
China se convirtió a principios de junio en el primer país del mundo en recolectar muestras de la cara oculta de la Luna, cuya llegada a la Tierra está prevista para el próximo día 25. El hito científico, mayúsculo, volvió a evidenciar la titánica capacidad del gigante asiático en la nueva carrera espacial, en la que se reafirma como actor predominante.
Para ‘celebrar’ el logro y dejar constancia de su éxito, el aterrizador de la misión Chang'e 6, con la que Pekín se ha apuntado el tanto, desplegó una bandera que simbolizaba la conquista. Es la segunda enseña de un país, tras las famosas banderas de EE.UU. holladas por los astronautas del programa Apollo, que se clava en la Luna. En 2020, una misión previa, la Chang’e 5, también plantó otra similar, aunque no idéntica.
Lo curioso, sin embargo, es tanto el material como el tamaño de una insignia que, vista a través de las imágenes retransmitidas por la Administración Espacial Nacional China (CNSA), parece más un modelo hecho por ordenador que un objeto real.
El estandarte, en realidad, tiene aproximadamente el tamaño de un folio Din A4, y pesa solo 11,3 gramos. Está hecha fundamentalmente (un 62 % de la composición) de basalto, un material abundante en el satélite, lo que obedece al principio de utilización de recursos in situ por el que se quieren regir los países para la conquista del espacio.
Según Wang Yunli, profesor de la Universidad Textil de Wuhan y miembro del equipo de desarrollo de la bandera, el procedimiento de impresión y teñido de la misma implicó un tratamiento especial. «Nuestros pigmentos y fórmulas están especialmente desarrollados para adaptar la bandera a las condiciones de la Luna y a las circunstancias de la órbita y el aterrizaje» mediante tecnología textil «de última generación», dijo.
Protección
En este sentido, el equipo explica que el material concreto por el que se decantó fue la fibra de basalto, un derivado con gran capacidad de aislamiento a las temperaturas extremas y resistencia a la radiación que incide sobre la superficie lunar.
Para confeccionar la bandera, los investigadores convirtieron en fibras ultrafinas rocas de basalto traídas de la Luna con la misión Chang'e 5. Dichas fibras se convertieron en hilos que pasaron a tejerse y, finalmente, imprimirse. Por último, se mejoró el rendimiento de los tejidos utilizando métodos y técnicas físicas y químicas específicas, explicó Wang. «Después de eso, procedimos a cortar, recortar y coser con láser hasta que se hizo una bandera nacional», añadió.