La NASA quita hierro a los retrasos para el regreso de la nave Starliner y asegura que «no está varada»
La agencia y Boeing aseguran que los astronautas de la misión están seguros, que no hay nuevos problemas en la cápsula y que esperan subsanar los fallos detectados en un plazo máximo de mes y medio
Ante la preocupación sobre los sucesivos retrasos de la NASA para que la nave Starliner de Boeing, actualmente atracada en la Estación Espacial Internacional (EEI), regrese a la Tierra con sus dos astronautas a bordo, la NASA ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad.
En una conferencia de prensa virtual, el gerente del Programa de Tripulación Comercial de la NASA, Steve Stich, dijo el pasado viernes que la Starliner no está «varada» en la EEI, que los dos probadores (Barry 'Butch' Wilmore y Sunita 'Suni' Williams) de la misión están seguros, que no hay nuevos problemas en la nave y que esperan en un plazo de mes y medio dar con las soluciones.
La cápsula, que despegó el pasado 4 de junio en su primera prueba tripulada, atracó en la EEI dos días más tarde y debía volver una semana después, el 14, de vuelta a la Tierra. Sin embargo, una serie de fugas de helio –que se sumaron a otra con la que la nave ya partió desde Cabo Cañaveral– y la desactivación de algunos de los propulsores en la aproximación al laboratorio espacial han llevado a la NASA a postergar varias veces el regreso para subsanar los problemas y cerciorarse de que todo está en orden y no hay ningún tipo de riesgo. El último retraso se produjo hace dos semanas y ya sine die: no habría regreso, en el mejor de los casos, hasta el 2 de julio.
Los astronautas tienen suministros en órbita por un límite de «45 días», es decir, hasta mediados de agosto. Stich recordó, además, que la nave está diseñada para una misión de 210 días, a lo que añadió que «los sistemas están funcionando bien». En este tiempo, se están haciendo diversas verificaciones sobre baterías y su rendimiento en órbita, el software de la nave y los propulsores, y la forma en que funcionan los calentadores en el sistema de hélice y el rendimiento térmico, entre otras pruebas.
Pese a que el gerente de la NASA dijo que no se había detectado ningún nuevo problema en la nave y que las tasas de filtración han ido disminuyendo en todos los colectores que tenían fugas, tampoco estableció ninguna fecha de regreso. Eso sí, se comprometió a difundir actualizaciones del estado de la Starliner con más frecuencia, habida cuenta del silencio aplicado por la agencia sobre el asunto en la última semana, lo que supone por otra parte un caldo de cultivo ideal para la propagación de rumores y especulaciones. «Lo que esperamos hacer hoy es quizás aclarar alguna información que ha existido y cualquier malentendido sobre el vuelo y nuestro estado de la Starliner y camino a seguir», dijo Stich, quien añadió, junto al resto de participantes, que se trata de una misión de prueba y está sujeta, por tanto, a cambios e imprevistos.
«Dolido»
En la conferencia también participó Mark Nappi, vicepresidente del Programa de Tripulación Comercial de Boeing, quien se mostró molesto por el escepticismo que los sucesivos retrasos han levantado. «Es bastante doloroso leer las cosas que hay por ahí. Hemos conseguido un vuelo de prueba realmente bueno y se está viendo de forma bastante negativa», dijo. «No estamos atrapados; la tripulación no corre ningún peligro y no hay un aumento de riesgo cuando decidamos traerla», añadió.
Por contra, Nappi quiso centrarse en resaltar los aspectos positivos e hitos logrados hasta ahora, esto es, un lanzamiento e inserción orbital «realmente perfectos» y todos los objetivos de prueba de vuelo «cumplidos». No solo eso, valoró la prolongación de la estancia como positiva, ya que les ha permitido aprender más sobre lo que es una misión de larga duración, lo que no hubiera sido posible si la prueba se hubiese mantenido en los siete días inicialmente planeados. También dijo que, si fuera necesario, podrían hacer regresar la nave a la Tierra.
La CFT (Misión de Prueba de Vuelo) de la Starliner está concebida como el examen necesario para que Boeing pueda operar la nave como vehículo con el que enviar astronautas y cargamento a la EEI.