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El almacenamiento de dióxido de carbono en materiales de construcción comunes podría ayudar a abordar los objetivos del cambio climáticoSABBIE MILLER, UC DAVIS

Guardar carbono en edificios podría ser clave contra el efecto invernadero: «El potencial es bastante grande»

  • El objetivo de esta investigación es tomar el dióxido de carbono, convertirlo en una forma estable y almacenarlo lejos de la atmósfera donde no puede contribuir al cambio climático

  • Cada año se producen en todo el mundo más de 30.000 millones de toneladas de versiones convencionales de estos materiales.

Combinado con medidas para descarbonizar la economía, almacenar CO2 en edificios podría ayudar al mundo a alcanzar los objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Ingenieros civiles y científicos de sistemas terrestres de la Universidad de California en Davis y la Universidad de Stanford han comprobado en un nuevo estudio publicado en la revista Science cómo materiales de construcción como el hormigón y el plástico tienen el potencial de retener miles de millones de toneladas de dióxido de carbono.

«El potencial es bastante grande», dijo en un comunicado Elisabeth Van Roijen, quien dirigió el estudio como estudiante de posgrado en UC Davis.

El objetivo del secuestro de carbono es tomar el dióxido de carbono, ya sea de donde se produce o de la atmósfera, convertirlo en una forma estable y almacenarlo lejos de la atmósfera donde no puede contribuir al cambio climático. Los esquemas propuestos han implicado, por ejemplo, inyectar carbono bajo tierra o almacenarlo en las profundidades del océano. Estos enfoques plantean desafíos prácticos y riesgos ambientales.

«¿Qué pasaría si, en cambio, pudiéramos aprovechar los materiales que ya producimos en grandes cantidades para almacenar carbono?», dijo Van Roijen.

En colaboración con Sabbie Miller, profesora asociada de ingeniería civil y ambiental en la Universidad de California en Davis, y Steve Davis en la Universidad de Stanford, Van Roijen calculó el potencial de almacenamiento de carbono en una amplia gama de materiales de construcción comunes, como el hormigón (cemento y agregados), el asfalto, los plásticos, la madera y el ladrillo.

Cada año se producen en todo el mundo más de 30.000 millones de toneladas de versiones convencionales de estos materiales.

El potencial del hormigón

Los métodos de almacenamiento de carbono estudiados incluyeron la adición de biocarbono (obtenido calentando biomasa residual) al hormigón; el uso de rocas artificiales que se pueden cargar con carbono como agregado para pavimento de hormigón y asfalto; plásticos y aglutinantes de asfalto basados en biomasa en lugar de fuentes de petróleo fósil; y la inclusión de fibra de biomasa en ladrillos. Estas tecnologías se encuentran en diferentes etapas de preparación, algunas todavía se están investigando a escala de laboratorio o piloto y otras ya están disponibles para su adopción.

Los investigadores descubrieron que, si bien los plásticos de origen biológico podrían absorber la mayor cantidad de carbono en peso, el mayor potencial de almacenamiento de carbono está, con diferencia, en el uso de agregados carbonatados para fabricar hormigón. Esto se debe a que el hormigón es, con diferencia, el material de construcción más popular del mundo: cada año se producen más de 20.000 millones de toneladas.

«Si es posible, un poco de almacenamiento en el hormigón podría ser de gran ayuda», dijo Miller. El equipo calculó que si el 10% de la producción mundial de áridos de hormigón fuera carbonatable, podría absorber una gigatonelada de CO2.