Lo que comen Isabel Preysler y Vargas Llosa antes y después de ayunar

Tamara Falcó fue esta noche a ‘El Hormiguero’ a hablar de su libro, titulado ‘Las recetas de casa de mi madre’. Transparente como el agua, desveló detalles sobre las costumbres culinarias de la famosa pareja que habita la casa familiar, Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa.

Fue el premio Nobel el que introdujo a Tamara Falcó y a su madre en las virtudes de las clínicas de ayuno, que ahora frecuentan en grupo. «Él, si va a hacer quince días de ayuno, hace justamente lo que te dice la clínica que no hay que hacer antes de ir. Se toma su fabada –lo ha hecho alguna vez en pleno mes de agosto en Madrid– y después, cuando salen, van directamente a tomarse un churro que ocupa una bandeja entera», reveló la invitada y a la vez tertuliana de ‘El Hormiguero’.

Ella misma estuvo en esa clínica y narró su positiva experiencia. «Los dos primeros días son más duros, pero después entras en estado de cetosis y tienes una mente como mucho más clara. Está comprobado desde el Paleolítico. Hay muchísimas actividades, tanto espirituales como ejercicio, de subir a la montaña y tal. Y te piensas que no comiendo no vas a ser capaz de ninguna de esas cosas y, sin embargo, tienes una lucidez interesante».

Tamara lo recomienda: «Yo creo que es interesante porque es medicina integral: mente, alma y cuerpo». «Cuando engordé muchísimo, ahí recuperé la conexión con mi cuerpo, después con mi mente. Para mí fue fundamental».

De las lentejas a las hamburguesas

En ‘Casa Preysler’ comen mucho de cuchara. Por ejemplo, todos los lunes sirven lentejas. A Vargas Llosa le gustan acompañadas de dos huevos y con chorizo, según desveló Tamara.

Cuando hay invitados, la casa tiene un olor especial que sale de las lámparas y hay desfile de vajillas. Primero su madre pone unos platos que no se usan, solo adornan: «Es una vajilla pintada a mano, es muy delicada y decora mucho la mesa». Los siguientes ya se usan y los invitados ven desfilar otras cuatro vajillas: una para el entrante, otra para el primero, otra para el segundo y, finalmente, la del postre.

Tamara Falcó reveló también que su madre tiene un armario solo para cuberterías, otro para mantelería, un tercero para cristalería y un cuarto para papel. No lo detalló, pero es probable que tenga otro también solo para su alimento favorito: el chocolate. «Lleva una tableta en el bolso. Fuimos de vacaciones a Maldivas y se llevó seis».

Si los lunes hay lentejas, los viernes toca sesión de cine –aunque a veces ni le llegan a dar al ‘play’, porque los anfitriones y los invitados se lían a hablar– con un menú muy festivo: hamburguesas, patatas fritas, bizcocho…

En otras ocasiones, muy especiales, los menús son más personalizados: a George Clooney le pusieron huevos rotos; a Isabel Díaz Ayuso, codorniz deshuesada.

Motos cerró con una pregunta muy oportuna. Le preguntó a su invitada si Vargas Llosa había leído su libro. «No lo sé, no le he preguntado. No estoy pasando mucho tiempo en casa», regateó Tamara Falcó.