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Sara Montiel y James Dean, en una imagen tomada dos días antes de la muerte del actor

Historias de película

Sara Montiel, la estrella española en Hollywood que esquivó a la muerte en el coche de James Dean

La actriz española aparece en la última fotografía pública del actor antes de su fatal accidente

La última fotografía conocida de James Dean se tomó el 28 de septiembre de 1955. Once días después de grabar un anuncio en el que pedía a los jóvenes precaución al volante. Y dos días antes de su prematura muerte. Inmerso en el rodaje de Gigante, el actor acababa de estrenar el Porsche Spyder 550 que acabaría estrellando contra otro vehículo en una carretera de California.

En esa última imagen pública, el rostro de James Dean refleja la diversión del momento. La sonrisa, abierta de par en par. La corbata, desanudada. Y las manos, como si estuvieran en mitad de un aplauso, revelan el supuesto motivo de su risa y la de su acompañante: un anillo de mujer en el meñique izquierdo de James Dean. A su lado aparece la persona que desencadena esa alegría efímera. Como la propia vida del actor, convertido dos días después en mito con tan solo 24 años.

Sara Montiel y Gary Cooper compartieron pantalla en Veracruz, de 1954GTRES

James Dean dirige su mirada en la fotografía a una chica de 27 años. Es española. Manchega, de Campo de Criptana. Se llama María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Abad, aunque el mundo no la conoce por ninguno de esos nombres ni por su apellido. La mujer que vemos al lado de James Dean y ríe con más ganas que él es Sarita Montiel, el nombre con el que un año antes figura en los títulos de crédito de Veracruz con el mismo cuerpo de letra que los de Gary Cooper, Burt Lancaster, Denise Darcel y César Romero. Y por delante de Ernest Borgnine y Charles Bronson para completar el lustroso reparto de la película de Robert Aldrich. Sara Montiel, Sarita, acompañó a James Dean en su última fotografía, y estuvo a punto de acompañar también al actor en el que sería su último viaje.

En aquel verano de 1955, Sara Montiel, que no fue la primera actriz española que triunfó en Hollywood (antes lo consiguió Conchita Montenegro, 'la Greta Garbo española'), rodó Dos pasiones y un amor (Serenata). El amor, en realidad, lo encontraría en la silla de director: Anthony Mann, que se convertiría en el primero de sus cuatro maridos.

En su segunda aventura en Hollywood, y después de unas cuantas películas en México, Sara Montiel se las vio con la temible Joan Fontaine, aunque su duelo no traspasó la ficción. Las dos se respetaban y admiraban. Al lado del estudio de la Warner en el que Sara Montiel, Joan Fontaine, Mario Lanza, Vincent Price y el resto del equipo de Anthony Mann filmaban Dos pasiones y un amor, se rodaba una película legendaria: Gigante.

Mario Lanza y Sara Montiel, protagonistas de Dos pasiones y una mujer (Serenata)GTRES

En los descansos para comer, era habitual que coincidieran los protagonistas de los dos largometrajes. Así que Sara Montiel compartía mesa, mantel y confidencias con Elizabeth Taylor. Con Rock Hudson. Con James Dean. Palabras y nombres mayores. La lista de estrellas de Hollywood con las que se cruzó Sara Montiel era singularmente rica: Alfred Hitchcock, Marlene Dietrich, Greta Garbo, Ingrid Bergman, Frank Sinatra, Henry Fonda, Yvonne de Carlo, Kirk Douglas y Marlon Brando, a quien Sara Montiel preparó unos huevos fritos con ajo de los que ella –seguramente, más que él– presumiría toda la vida. Si pudo hacerlo, los huevos fritos a Marlon Brando y lo de presumir toda la vida, quizá fuera porque en el último momento no viajó con James Dean, como tenía pensado, el día de su trágico accidente. Sara Montiel recibió una llamada para que acudiera a rodar unas escenas que, acaso, le salvarían la vida.

La vida de Sarita Montiel se prolongó hasta el 8 de abril de 2013, hace ahora diez años. Su último trayecto no transcurrió, afortunadamente, por las carreteras de California. Lo hizo por las calles de Madrid. Por la Gran Vía donde se proyectaban sus películas. En el cálido adiós de Madrid a Sara Montiel, la pantalla exterior de los cines Callao mostraba imágenes de sus películas. Mientras, el coche fúnebre circulaba, camino del cementerio de San Justo donde reposa la actriz, a mucha menos velocidad que el Porsche en el que, 48 años antes, pudo haber perdido la vida junto a James Dean.