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Félix Rodríguez de la Fuente, montado en la avioneta en la que perdió la vida

Félix Rodríguez de la Fuente, montado en la avioneta en la que perdió la vidaLa 1

'Días de tele'

Las palabras premonitorias de Félix Rodríguez de la Fuente antes de su accidente mortal

«Mira qué lugar más bonito para morir», dijo a uno de sus cámaras el presentador de El hombre y la tierra

«Le daba miedo volar», recordó anoche, en Días de tele, Odile Rodríguez de la Fuente, que tenía siete años cuando aconteció la tragedia. Ocurrió un 14 de marzo de 1980. La avioneta en la que viajaba Félix Rodríguez de la Fuente, de 52 años, y dos compañeros de su equipo, se estrelló en Alaska. El hombre y la tierra, el programa que había triunfado en la tele desde 1974, se quedaba huérfano. También el lince, el oso pardo del cantábrico y el águila real. Y España entera, que tenía devoción por el ecologista burgalés.

El hombre y la tierra se acabó un año después de la muerte de Félix, en 1981. Pero su legado permanece. «Acabo de volver de Amsterdam. Me presentaron a un español que está en el delta del Danubio, y de repente se me acerca y me dice: ‘¡Eres la hija de Félix!’. Casi se me tira encima», contó Odile, que es consciente de que una generación entera estudió Biología por influencia de su padre: «Muchísima gente de nuestra generacion que está dedicada hoy a la conservación de la naturaleza, a la educación, a la investigación, a cualquier cosa que tenga que ver con la naturaleza, me dice: ‘Yo soy un niño de Félix’. Su impacto fue increíble», apuntó Odile, que estudió Biología y también Cine: «Siempre quise seguir sus pasos». No solo en la divulgación: «Era muy animal. Tenía gestos como por ejemplo olerlos. Yo lo hago con mis hijos».

Odile Rodríguez de la Fuente, este miércoles en 'Días de tele'

Odile Rodríguez de la Fuente, este miércoles en 'Días de tele'La 1

Cuervos en el despegue

En Días de tele el encargado de recordar el día de su muerte fue Miguel Molina, operador cámara de El hombre y la tierra desde 1974, y que vivió de cerca aquel fatídico día. Se encontraban en Alaska para grabar una carrera de trineos tiradas por perros. «Él estaba paseando con sus perros. Mira, Miguelito, mira qué lugar más bonito… para morir», le dijo a su cámara antes de fallecer.

«Estaba feliz…», recordó Miguel. «Nunca se había hecho una foto con todo el equipo», y se la hizo justo antes de montarse en la avioneta que estaba en buen estado. Despegaron. Miguel Molina grabó esa partida. Otra señal: «Un ciervo negro estuvo revoloteando por encima de la avioneta…», apuntó mientras, en efecto, las imágenes grabadas por él aquel 14 de marzo de 1980 se veían en pantalla. «Yo les vi caer…», fue capaz de decir antes de empezar a llorar 43 años después.

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