Crítica de cine
Así es 'Indiana Jones y el dial del destino', la despedida de Harrison Ford de su mítico personaje
El Debate, presente en el estreno mundial de la película en el Festival de Cannes
La esperada Indiana Jones y el dial del destino, de James Mangold, hace honor al resto de la pentalogía y sobre todo a los tres primeros capítulos (Cannes estrenó hace exactamente 15 años, el 18 de mayo de 2008, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, la cuarta entrega de la saga) no solo por la cantidad, calidad y hasta inventiva de las escenas de acción, sino por agregar un toque de humanidad que se suma al humor de los demás capítulos y una reflexión sobre el tiempo que pasa, la vejez y la recuperación de los auténticos valores por los que vale la pena vivir.
Mangold, autor del guion junto a David Koepp y los hermanos Jez y John-Henry Butterworth, ha multiplicado las aventuras del nuevo filme, extendiéndolo a varios períodos históricos, desde la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta el 1969 del desembarco del hombre en la Luna pasando por el asedio de Siracusa 2.400 años atrás.
Pero además dándole un toque de humanidad, ya pretendida por el mismo Harrison Ford, cuando aceptó encarnar por quinta vez a su personaje mítico de Indiana Jones, pero con la edad que él ostenta orgullosamente en la actualidad, 80 años cumplidos el pasado 13 de julio.
Este Indiana Jones está lleno de achaques y enseña arqueología ante un público de estudiantes aburridos hasta el día antes de jubilarse. Su hijo acaba de morir en la guerra y su mujer, deprimida, le ha pedido el divorcio. Solo la imprevista llegada de su ahijada es capaz de embarcarlo, a pesar suyo, en una nueva aventura.
Mangold y todo el numeroso equipo de especialistas dan pan para los dientes a un público aficionado con una serie de persecuciones en todos los medios de transporte conocidos, pero no olvida nunca recalcar la condición de héroe vencido y desilusionado de un Indiana Jones testigo de su propia decadencia.
El filme dura dos horas y media pero pasan volando gracias a la calidad de los intérpretes y donde, además de Ford, descuellan a igual brillantez la inglesa Phoebe Waller-Bridge (preparada para ser la nueva Indy), el danés Mads Mikkelsen, nuestro Antonio Banderas y el niño francés Ethann Isidore, y la inolvidable música de John Williams, con su característica marcha de Indiana Jones para los momentos culminantes del filme.
El argumento de 'Indiana Jones y el dial del destino' (contiene spoilers)
Aun con sus desorbitadas dos horas y media de duración, la película mantiene todo el tiempo en vilo al espectador, dada la riqueza de acción y de secuencias que lo dejan sin aliento, empezando por la inicial de 25 minutos, ambientada en 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, donde se ve a un jovencísimo Indiana Jones y un no menos juvenil Harrison Ford (prodigio de los efectos de maquillaje), capturado por los nazis, salir indemne de un edificio bombardeado, huir montado en motocicleta y subir a un tren en movimiento, paseándose por sus techos, apoderándose y perdiendo sucesivamente al dial del destino del título. Que sería un cuadrante inventado por Arquímedes hace 2.400 años y que a través de algunas fallas en el tiempo permitiría remontarse al pasado y modificar la historia.
Todo hacía pensar que la nueva trama inventada por los hermanos Jez y John-Henry Butterworth, David Koepp y el mismo Mangold se limitaría a una nueva variación del trilladísimo tema de un tesoro escondido que se disputan las fuerzas del mal durante el mismo período histórico. Pero no. La originalidad del nuevo guion no solo reside en la invención de extraordinarias cacerías por todos los medios de transporte imaginables, sino que es una atinada reflexión acerca de la edad, la vejez y el cambio de época, con nuevos instrumentos de los que es necesario estar al paso para no sucumbir a la modernidad.
Y así la acción se traslada a tiempos más modernos, específicamente al día siguiente del desembarco en la Luna, donde el científico loco de rigor (excelente el danés Mads Mikkelsen) trata de recuperar la mitad del dial de Arquímedes llegado a nuestros días junto a la hija del arqueólogo que en 1945 había ayudado a Indiana Jones a escapar de los nazis, que también es su ahijada (una prodigiosa Phoebe Waller-Bridge).
Será ella quien arrastre a Indy a su nueva, imprevista y no querida aventura que lo llevará a la Nueva York de 1969, durante el desfile en honor de los astronautas que desembarcaron en la Luna; a Marruecos donde ella tratará de vender la mitad del dial en un remate ilegal de piezas arqueológicas robadas, y que perderá a manos del científico nazi, tras una persecución por las estrechas callejuelas de la Casbah; y a España, donde encontrarán a un viejo conocido (Antonio Banderas en un brevísimo papel pero tercero en el reparto) que los ayudará a rescatar la segunda porción del dial y su código oculto en un barco hundido hace más de 2.400 años.