Se nos ocurren muy pocos detalles que podrían hacer aún mejor una obra como Mystic River. Si acaso, que también actuase en ella su director, Clint Eastwood. Ahora que el maestro acaba de cumplir 93 años, y como mera excusa, podemos (re)visitar esta cruda historia llena de sombras: la que arruina la infancia y, por tanto, la vida de un chico que juega con sus dos amigos en las calles de Boston; la que envuelve a otro de esos niños, ya como adulto, cuando le arrancan de cuajo lo que más quiere; y la sombra de la venganza que sobrevuela toda la película. Clint Eastwood convierte todas esas sombras en luz hasta llevar a Sean Penn y Tim Robbins a ganar los dos Oscar que se llevó Mystic River.