La semana de la tele
Que viene el lobo, Jorge Javier
El presentador catalán fracasa rotundamente con su nuevo programa, Cuentos chinos
El 26 de marzo de 1993, Fernando Sánchez Dragó copó la portada de Marca porque dos noches antes había llamado «borreguitos» y otra lindezas a los seguidores de fútbol. Meses después, reconocía que aquella batalla contra el balompié no era tan impopular como parecía a simple vista, y lo argumentaba así: «Las mujeres suelen detestarlo, con lo cual el 50 % de los españoles está a mi favor. Con que un pequeño porcentaje de los hombres lo detesten también ya tengo mayoría». A Jorge Javier Vázquez (JJ) le está fallando la audiencia en su nuevo programa y en parte se puede explicar a lo Dragó, con un simple porcentaje: el del 46 % de los votos emitidos en las últimas elecciones generales fueron para partidos de derechas.
Viene a cuento la reflexión inicial porque Jorge Javier sigue empeñado en politizar su programa, en no hacer caso a su padre y significarse cuando nadie se lo pide, en poner un cordón sanitario a cierta parte de la audiencia, la que no comulga con su credo político. A Sálvame no le fue demasiado bien desde aquel ya mítico «¡este es un programa para rojos y maricones!», pero apenas llevaba un rato de su nuevo programa cuando dijo sentirse «muy muy feliz» por estar en plató "tan oriental, tan milenario, tan rojo”. Mientras hablaba lucía un look muy Kim Jong-un, estilismo que ha repetido en los cuatro programas de esta semana y –hasta aquí queríamos llegar– al que ya había recurrido en 2020 después de aquella monumental bronca política con Belén Esteban, a la que el presentador calificó de «cayetana» por llevarle la contraria.
Vayamos al meollo de la cuestión: el programa es fallido. No tiene ni ritmo, ni gracia ni interés. El primer día, el pasado lunes, fue una sucesión atropellada de secciones, un batiburrillo delirante, un tedioso sinsentido. Uno se sentó a ver aquello y se sintió como cuando hace lo propio en un restaurante chino y le empiezan a llegar los platos sin solución de continuidad. «No sé de qué va el programa», pensó JJ al llegar a casa y así lo admitió al día siguiente en antena. En las otras entregas se ha reducido el número de secciones y se ha dado más protagonista a la entrevista central.
Reprimenda a Bárbara Rey
Esto nos da pie a hablar de los invitados. Los entrevistados han sido el propio JJ, Bárbara Rey, Prince Royce y Paula Echevarría, un elenco que podía ser perfectamente protagonista en El Hormiguero. El problema está en el entrevistador, porque no es este el género en el que JJ se siente más cómodo cuando las conversaciones versan sobre asuntos ajenos al corazón y al sexo. Además, que no se prepara las interviús como Pablo Motos ha quedado claro: cuando le pidió a Prince Royce que contase cómo había empezado cantando villancicos, el hombre respondió preguntando qué es un villancico. A Bárbara Rey, que aclaró que un beso que acababa de recibir era consentido, le pidió que se modernizase, que no fuese antigua, porque «camarón que se duerme se lo lleva la corriente», le dijo.
Y nos quedan los colaboradores. La peor sin duda es Anabel Alonso: este azote de la derecha en X –antes Twitter– no hace ni pizca de gracia. Pero los seguidores de JJ, que al parecer cojean del mismo pie que él, la han tomado sin embargo con Celia Villalobos, cuya expulsión y cancelación definitiva pidieron antes incluso de que abriese la boca por el simple hecho de ser pepera. En el otro extremo, Susi Caramelo, cuyo dúo con JJ es de lo poco que funciona en el programa.
Quinto programa de su franja
El caso es que los números no salen. Los de la audiencia. En uno de los anuncios promocionales de Cuentos chinos, Anabel Alonso aplastaba figuradamente una hormiga. Lo que ha ocurrido finalmente es lo contrario. Que los aplastados han sido ella y su jefe. El lunes, El Hormiguero hizo 19,1 de share y reunió a una media de 2.488.000 espectadores, frente al 9,4 % y los 1.240.000 del espacio de JJ. El martes, 15,4 % y 2.026.000 frente a 940.000 y 7 %. El miércoles, el Cuentos chinos con Prince Royce fue superado por El Hormiguero, First Dates, El Intermedio y 4 Estrellas, es decir, fue el quinto programa en su franja horaria. El jueves, 18,6 % y 2.341.000 de Motos frente a 927.000 y 7,4 % de JJ.
El jueves precisamente arrancó Gran Hermano VIP, con la peor cuota de su historia en una gala inaugural y con una sobrepasada Marta Flich al frente y el espectador de Telecinco echando de menos a JJ en este formato que tantas noches de gloria le dio.
No ofrece lo que promete
En la carta de los restaurantes chinos suele haber un plato llamando «ternera en salsa de ostras» en el que el sabor marino, y mucho nos tememos que la ternera, brillan por su ausencia. Este es también un problema de Cuentos chinos, que su menú no ofrece lo que promete: sus seguidores esperan un programa de Jorge Javier y lo que se les oferta en realidad es un cruce entre El Hormiguero, Vídeos de primera, El Intermedio y otros, un Frankenstein televisivo.
Quizá por ello el cambio en el menú del día que se anuncia para este lunes: se ofrecerán todos los detalles de la boda de Kiko en Melilla a la que acudió medio Sálvame. Camarón que se duerme se lo lleva la corriente, sí. Y la cabra tira al monte.
¿Cómo acabará este cuento chino? Si sigue así, mal. El lobo, en forma de cancelación, acecha a JJ.