'Camino a Belén', la película que se atreve a contar «el acontecimiento más importante de la Historia»

¿Cómo contar una historia que ha sido narrada centenares, millones de veces? ¿Cómo trasladar al espectador, en este tiempo desquiciante de estímulos y distracciones donde lo que dura o lo que profundiza es descartado con un parpadeo, por incapacidad en la atención o por falta de educación o sensibilidad, que Dios se hizo hombre? ¿Y cómo reflejar que ese insólito hecho, que atraviesa la historia del mundo y de la humanidad, cambió lo real en su misma esencia?

Adam Anders, el productor, guionista y la cabeza pensante detrás de éxitos internacionales como Glee, High School Musical o School of Rock, pensó que la respuesta era sencilla: haciendo un musical. Y lo ha construido con firmeza y con sencillez, recabando los recursos de este género cinematográfico que tan bien conoce, añadiendo justos puntos de humor a través de unos Reyes Magos seleccionados con acierto y la dosis necesaria de ternura que supone ver al niño Jesús acurrucado en un establo.

Son los magos de Oriente los que dan comienzo al largometraje, estableciendo que, aunque solemne por el tema, esta historia es para reírse también. María, interpretada por una dulcísima Fiona Apple (es acertado también el reparto no caucásico, por una vez), es una joven con ansias de vida: «Ella sabía que algo sucedía en su interior, quizá percibía que estaba destinada a algo grande», explica Adam Anders sobre por qué decide que la jovencísima Virgen no quiera casarse, sino formarse.

Hay varias decisiones fílmicas que han suscitado algún que otro levantamiento de ceja. No es el caso. La historia es esencialmente fiel a la Historia, sobre todo cuando uno comprende que se trata de un musical adaptado sobre cómo José y María debieron huir de la persecución de Herodes y acabaron siendo padres en un humilde establo. La representación del arcángel Gabriel, las hermanas de María o su prima Isabel (Elísabet) son posibilidades veraces que aportan color, diversión y suman anécdotas sin faltar en ningún momento al respeto ni a la verdad del relato.

¿Es posible que a Melchor le gustara degustar exquisitos manjares, ya que era un rico Rey de Oriente cruzando el mundo para adorar al Mesías? Es posible. Y en el marco de la posibilidad, la película dibuja a un personaje interesantísimo: el hijo de Herodes. 'El Grande', interpretado por un brillante Antonio Banderas al que apetece ver en más papeles de malo malísimo, se aferra al poder con todo lo que tiene, ordenando incluso la histórica Matanza de los Inocentes, episodio relatado en el Evangelio de Mateo (Mt 2,16-18).

Su hijo, Antípatro, interpretado por Joel Smallbone, añade humanidad al conjunto: dividido entre la obediencia a su padre y lo que él sabe que es correcto, juega durante todo el largometraje un papel fundamental representando esa dualidad humana. Sin embargo, cuando se encuentra frente al Misterio de la Navidad, no hay argumentos posibles: es una Presencia lo que cambia el corazón del hombre.

Rodada en Alicante y Almería, con un reparto abundantemente español, Camino a Belén es una apuesta segura por el cine amable, divertido, entretenido y, ante todo, reivindicativo de un Amor, ese que se hizo carne hace más de dos mil años y que llega, de nuevo, para recordarnos que solo hay una cosa importante: seguir la estrella para adorarle.