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Los dos oficios en los que Raffaella Carrà fracasó antes de triunfar en la tele
Un documental recuerda la dura infancia de la artista italiana y sus complicados inicios, que incluyen su renuncia a Hollywood pese al apoyo de Frank Sinatra
La de Raffaella Carrà es una historia de éxito. En su país, en España y en Hispanoamérica fue adorada y lo sigue siendo. Pero no siempre fue así. El triunfo se le resistió en dos disciplinas ante de triunfar como estrella televisiva. Así se recuerda en Raffaella, la docuserie original italiana dedicada a la italiana estrenada a finales de año por Disney+. Dirigida por Daniele Luchetti, y escrita por Cristiana Farina junto a Barbara Boncompagni, nos ofrece en tres capítulos un repaso por la vida y obra de la diva nacida en Bolonia.
El documental comienza recordando ese clásico de tantos artistas que después triunfaron: su dura infancia. Su padre los abandonó a su hermano y a ella, quien nunca pudo superar el divorcio de sus progenitores, por mucho que después contase a modo de anécdota que su madre fue la mujer que se divorció en Bolonia.
Su abuela Andreina, que tocaba el violín, era la que tenía inquietudes artísticas en aquella familia y la que llevó por primera vez al teatro municipal de Bolonia, donde a la tierna edad de cuatro años decidió que de mayor quería ser bailarina. Tiempo después, y con el objetivo de cumplir ese sueño, emigra a Roma con su madre y se matricula en la Academia de Danza, donde la admiten en las clases libres, de nivel amateur. No llega ni hacer el examen final. La directora la rechazó con este argumento, según recordaba la propia Raffaella: «Me dijo que tenía los tobilos débiles y que no podía ser bailarina». Primer sueño frustrado.
Decida probar suerte en el cine, donde se introduce a través del Centro Experimental de Cinematografía. Aparece en varias películas, pero como dicen en el documental «los primeros planos no eran para ella». «Ese era mi problema: tenía cara de niña y cuerpo de mujer, No me sentía muy guapa», pensaba la propia interesada. Cuando está a punto de arrojar la toalla, llega la gran oportunidad.
Supera un casting multitudinario y, tras 32 audiencias, es elegida para protagonizar junto a Frank Sinatra la película El coronel Von Ryan. En el documental no se cuenta lo que ella ha reconocido muchas veces. Que La Voz se acababa de divorciar de Mia Farrow y que la quiere seducir. Que le mandana ramos de rosas todos los días. Que se la lleva a Hollywood. Que la 20th Century Fox le hace un contrato por tres años. Pero que ella se harta de la meca del cine y se vuelve a Italia a empezar. El cine es su segundo fracaso.
Y es en ese momento de desesperación en la que le ofrecen una oportunidad en la tele, en un programa de la RAI. Ella va a tener un papel secundario, pero le pemiten hacer un baile de tres minutos. Tanto gusta que se acaba convirtiendo en una sección. Corre 1969. Raffaella triunfa por fin en algo. En la tele. Y lo seguirá haciendo durante las décadas siguientes. Tras dos fracasos (ballet y cine), a la tercera fue la vencida.