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Alaska, durante 'El camino a casa'

Alaska, durante 'El camino a casa'La Sexta

‘El camino a casa’

El santuario al que Alaska siempre acude a «dar las gracias»

«Soy creyente, sí», remarca la cantante en su paseo por la infancia de la mano de Albert Espinosa

Olvido —todavía la llamaban por su nombre— llegó a España con diez años. A los doce ya se había convertido en Alaska. De la mano de Albert Espinosa, volvió a los lugares de aquella infancia tan peculiar, en la que pasó de ser una de las niñas más brillantes del colegio a la joven punk que vendía fanzines, discos ajenos y dibujos de Carlos Berlanga en El Rastro junto a Kaka de Luxe (cuando Kaka de Luxe aún no había grabado un disco). En ese tránsito hubo una parada en un santuario.

El nombre de Alaska lo tomó de una canción de Lou Reed. Lo de Olvido no está tan claro. Su padre se lo puso porque, dijo, ese era el nombre de la abuela de la artista. Pero cuando llegaron a España se enteraron de que en realidad se llamaba María. «La guerra trastoca», esa es la única explicación que se le ocurre a la protagonista del nuevo capítulo de El camino a casa (La Sexta) para explicar esta maniobra de su progenitor. En México no la querían bautizar con ese nombre, pero lo justificaron porque tuvieron noticias de que existía una Virgen del Olvido.

Alaska se persigna en el santuario de Santa Gema

Alaska se persigna en el santuario de Santa GemaLa Sexta

Siguiendo en el terreno religioso, Espinosa la llevó al santuario de Santa Gema. «Soy creyente, sí. Creo en todos los dioses. Soy muy politeísta, eso te lo tengo que decir», se explicó. «En la quema de los iconos yo hubiera ardido la primera, porque yo soy muy de todo tipo de iconos, y de todo tipo de imágenes, y de todo tipo de dioses y diosas, y de ángeles y vírgenes y santos».

Alaska y Espinosa, delante del santuario de Santa Gema

Espinosa y Alaska, delante del santuario de Santa GemaLa Sexta

«He vuelto muchas veces. A dar gracias solo. No solo hay que pedir, hay que dar las gracias aunque no hayas pedido nada», detalló según llegaron al santuario. Entraron en la iglesia. Se sentaron en los bancos, frente al altar principal. «Una oración y nos vamos», pidió a Espinosa. Rezó. Pero no se marcharon tan pronto, porque, a sugerencia de Olvido/Alaska, el presentador acabó pidiendo un deseo ante la reliquia de Santa Gema.

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