
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al presidente chino, Xi Jinping
Un viaje arriesgado
El precio que Trump hará pagar a España por la apuesta de Sánchez por China
Las dos anteriores visitas a Xi Jinping no han servido para aumentar las exportaciones, al contrario. Tan incierta es la reacción del Gobierno norteamericano como los resultados concretos del viaje
El 28 de mayo de 2024, Pedro Sánchez compareció en la Moncloa para oficializar el reconocimiento del Estado de Palestina por parte del Gobierno de España. Durante su discurso afirmó: «El reconocimiento del Estado de Palestina como Estado es una decisión que no adoptamos contra nadie y menos aún en contra de Israel, un pueblo amigo al que respetamos y al que apreciamos, y con el que queremos tener la mejor relación posible». La respuesta de Israel fue furibunda. El Gobierno de Benjamín Netanyahu llamó a consultas a su embajadora y su ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, acusó al Ejecutivo español de alimentar a Hamás. Aun hoy, la relación entre España e Israel no está normalizada.
Ese mismo alegato autoexculpatorio, pero dirigido a Estados Unidos, fue el que empleó este viernes el presidente en una comparecencia en Pekín, al término de su gira de tres días por Vietnam y China. «La política exterior de España no va contra nadie. Va a favor del entendimiento entre países, de la defensa del orden multilateral y del libre comercio», sostuvo. Al tiempo que definió a China como «un socio imprescindible a la hora de hacer frente a los desafíos globales».
A pesar del cuidado que puso Sánchez en sus declaraciones, la administración de Donald Trump ha tomado buena nota de un movimiento del Gobierno de España que el secretario del Tesoro de Estados Unidos definió el miércoles de forma demasiado gráfica: «Sería como cortarse el cuello». El gran temor de la Moncloa es que la administración norteamericana tome represalias contra España. Y cuáles. Y cuándo.
Desde el Ejecutivo insisten en que este viaje se empezó a preparar en septiembre, cuando Sánchez estuvo en Pekín la vez anterior, y en que suspenderlo por la guerra arancelaria no habría sido una opción sensata, cuando el Gobierno de Sánchez está intentando tener una relación privilegiada con el régimen de Xi Jinping para corregir el enorme desequilibrio de la balanza comercial (las exportaciones ascienden a 7.467 millones de euros al año y las importaciones, a 45.174 millones).
Las delegaciones española y china
Antes, durante y también de regreso a casa, el equipo del presidente se ha esforzado por trasladar que Sánchez no ha actuado al margen de la Unión Europea, ni mucho menos a sus espaldas, sino en total sintonía con Bruselas. Pero que la Comisión Europea fuera informada no significa que el viaje fuera coordinado con el equipo de Ursula von der Leyen. El propio Sánchez reivindicó en su comparecencia que España está en su derecho de tener la política exterior que considere.
Al Ejecutivo le faltó tiempo para rebotar a los medios españoles una noticia que publicó el diario South China Morning Post en la madrugada del viernes en España, según la cual la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el del Consejo Europeo, António Costa, viajarán a China en la segunda quincena de julio para entrevistarse con Xi Jinping y preparar una cumbre entre la UE y el gigante asiático. Sin embargo, a juicio de los populares eso no demuestra nada. El portavoz del PP, Borja Sémper, definió este viernes la visita como «absolutamente unilateral y una grave irresponsabilidad», y afirmó que «no ha gustado en la UE».
Meloni, con Trump
Entre medias se ha cruzado el anuncio del viaje de la primera ministra italiana el próximo jueves a Washington para negociar con Trump la supresión recíproca de los aranceles industriales que propuso Von der Leyen días atrás. Cabe recaudar que, a pesar del impasse de 90 días declarado por el presidente norteamericano, siguen en vigor los aranceles del 25 % al acero, el aluminio y los coches europeos, puesto que estos fueron anteriores a los llamados «aranceles recíprocos» de Estados Unidos.
¿Cuáles son los resultados concretos del viaje de Sánchez a China?
Si la reacción del Gobierno de Trump es incierta, también lo son los resultados concretos de este viaje, el tercero de Sánchez a Pekín en poco más de dos años. El presidente se apresuró ayer a proclamar que ha servido, «con creces», para «reforzar la presencia de España en Asia». ¿Pero qué más? China es un país muy hostil para las empresas extranjeras, y donde además los negocios se hacen en los despachos políticos del Partido Comunista.
Sánchez se felicitó por la firma de cuatro nuevos acuerdos de cooperación, dos sobre ciencia, innovación y tecnología, uno en el ámbito educativo, y otro en el de la cinematografía. También habló de un acuerdo en el ámbito de los medicamentos y los cosméticos y dos protocolos nuevos en las áreas agrícola y ganadera, relativos al porcino y las cerezas. Con estos últimos, según Sánchez, son ya diez los protocolos agroalimentarios suscritos en los tres viajes.

Pedro Sánchez, ante de su reunión con Xi Jinping
Sin embargo, la balanza comercial no ha mejorado desde el primer viaje, en marzo de 2023. En 2022, España importó de China por valor de 49.860 millones de euros y exportó 8.048 millones en bienes. En 2023, las importaciones disminuyeron a 44.225 millones, pero también cayeron las exportaciones hasta los 7.505 millones. Y, en 2024, España no solo no recuperó el nivel de exportaciones previo a los viajes de Sánchez, sino que fueron aún menos que en 2023: 7.467 millones en ventas frente a 45.173 millones en compras.
Toca esperar movimientos al otro lado del Atlántico tras la apuesta del presidente español.