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David, este lunes en 'MasterChef'La 1

La 1

El legionario de 'MasterChef' desvela su crisis mental: «Menos compasión, más comprensión»

Ramón, tercer eliminado de la duodécima edición

El legionario terraplanista y la diseñadora de joyas pija que piensa que todos sus compañeros son unos falsos son los dos grandes protagonistas del arranque de MasterChef 12. Ambos fueron protagonistas en la tercera gala.

Durante la primera prueba, desarrollada en los fogones de MasterChef, el chef Pepe Rodríguez preguntó al legionario si estaba en excedencia. Y fue ahí cuando nos enteremos de que porque en su cartel de presentación pone «exlegionario». «Estoy en una situación un tanto complicada. Tuve una crisis a nivel mental en 2022. Actualmente estoy completamente recuperado, pero estoy tramitando. Y ahora mismo me encuentro un tanto relevado de mis funciones», empezó explicando David, que tiene 27 años y nació en Santa Coloma de Gramanet. «Soy legionario hasta la médula, en cuanto pueda estoy ahí de nuevo. Me veo como estaba antes de mi crisis, y me veo cada vez mejor», continuó. «Es como una lesión más», reivindicó, aunque es consciente de, pese a los avances sociales en la compresión de los problemas de salud mental, «sigue habiendo mucho estigma» y «encasillan a uno de por vida». «Menos compasión, más comprensión», acabó pidiendo.

Homenaje a las víctimas del 11-M

La prueba de exteriores tuvo como escenario El Retiro en homenaje a las víctimas del 11-M. En ese momento, David volvió a abrir su corazón y conocimos los motivos de su crisis mental. «A mí se me empalmó todo. Yo estaba en el Ejército, cumpliendo mi sueño, y justo se me murió mi abuela y me operan de la rodilla, y todo lo que tenía construido hasta ese momento se fue por los suelos». Lo de su abuela lo sufrió especialmente porque fue su «primera madre», la que cuidó de él y del hermano porque su madre «curraba mucho». «Era madre soltera, tenía dos niños, una casa recién comprada, hipoteca, toda una movida.»

Según los jueces. David presentó un plato «infecto» y «terrorífico» en la primera prueba, que consistió en cocinar con dos ingredientes procedentes de piezas de gran tamaño. La diseñadora de joyas Samya (Marruecos, 25 años) fue la mejor de ese reto, lo que le valió el mandilón dorado, que podrá usar para evitar una eliminación. Es diferente al pin de la inmunidad de anteriores ediciones: en este caso, no puedes decir que lo tienes (si lo haces, eres expulsado) y no se puede usar preventivamente, es decir, Samya se irá del programa como si la hubiesen eliminado de verdad y regresará, para pasmo de sus compañeros, a la semana siguiente.

En la segunda prueba, la marroquí fue la capitana del equipo azul, en el que formó David. Resultó una mala jefa y una tortura para sus compañeros: Tamara (Rusia, 31) la calificó de «egocéntrica» y «flipada», el legionario le pidió que le dejase currar en paz («vete»), Ángela denunció que la hubiese mandado e «a tomar por…» y Jordi Cruz decidió quitarle los galones y asumir, junto a Pepa Muñoz, el mando de la escuadra.

Al contrario de lo habitual, no se proclamó a ningún equipo ganador. Los peores de casa equipo fueron enviados a eliminación: Samya, Tamara, la cocinera María (Madrid, 32), el ex militar José (Málaga, 22), el educador social Ramón (Málaga, 30), la madre de seis hijos Pilar (Mallorca, 40) y el contable Maicol (Colombia, 23 años).

De vuelta al plató, Samya volvió a criticar al legionario: «Ha entorpecido mucho al equipo». Aunque en principio se había salvado, Pulga (Madrid, 37), el mejor de la prueba de exteriores, hizo bajar a David de la galería porque los chefs obligaron a que un mandilón blanco participase en esa prueba final. Además, a Tamara, la mejor del otro equipo, se le dio ocasión de salvar a un mandilón negro: eligió escapar ella misma.

El reto final consistió en cocinar dulces de monasterios. Ramón resultó el tercer eliminado de la edición.