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Adriana, tras ser eliminada

Adriana, tras ser eliminadaLa 1

La 1

Lo nunca visto en MasterChef: Jordi Cruz ejerce de «poli bueno»

El programa se queda sin cuota vasca: la rockera Adriana, eliminada por no saber emular al chef catalán

MasterChef ya no suena a rock. Se fue Adriana, que simbolizaba ese sonido con su actitud y con su deje. También era la cuota vasca, que últimamente nunca falta (la ha habido en siete de las últimas ocho ediciones) en este programa de la cadena pública. Se queda, aunque se la jugó con un mal primer reto, la «puja de mercadillo» (María dixit) Samya, que sin duda apunta a estrella (televisiva, que no es lo mismo que culinaria) de la edición.

En la primera prueba los aspirantes se jugaron todo al negro. Cocinaron con alimentos solo de este color. Triunfaron dos veteranos: Pilar y el mejor de la prueba, Gonzalo. Los jueces iban a repartir tres delantales negros, pero el nivel fue más flojo de lo esperado acabó dando cuatro. «Un plato que casi no se podía comer», le dijo Pepe Rodríguez a David, que volvió a hacer gala de su terraplanismo. «Ha querido jugársela y le ha salido mal», juzgó Samantha Vallejo-Nágera la propuesta de Celeste. Ellos dos, la dominicana Choco y la marroquí Samya fueron los cuatro que se llevaron puesta la indeseada prenda. «Me están pinchando», interpretó la última de las aspirantes, que aspira a ser el perejil de todas las salsas.

Y es que no satisfecha con haber fracasado en la primera prueba, Samya arrancó la segunda haciendo amigos. Le preguntaron los jueces si pensaba que había algunos concursantes que estaban contentos de verla de negro. En vez de escabullirse, fue a cuchillo: «A María la veo un poco falsa. Y Alberto, también. Son los típicos que van de bueno rollo, ¿sabes?, pero luego te meten la puñalada trasera». «Falsa es ella, que es una pija de mercadillo», replicó María. «Lo miramos en los armarios después», emplazó la marroquí.

Los equipos fueron capitaneados por los ganadores del reto anterior, Gonzalo (azul) y Pilar (rojo), que se llevó a todos los delantales negros. Ubrique fue el escenario de la prueba, y Jesulín el anfitrión y el creador de los platos. Ganó el azul, con un concursante que destacó sobre el resto: «Hay un aspirante que se ha salido hoy y es Alberto», exaltó Pepe Rodríguez.

En la prueba final, los aspirantes tuvieron que replicar el plato con ñoquis de bacalao que cambió la vida de Jordi Cruz hace 21 años. Lo hizo en un concurso y entre esos jueces estaba Pepe Rodríguez. El chef catalán no les dio la receta: se la hizo. Fue, por tanto, una clásica prueba del programa: «seguir al chef».

Durante el cocinado lo pasaron bastante mal la consultora rusa Tamara (a los que sus compañeros llaman «Tamala» o «Tabuena», en función de cómo les cae), la camarera vasca Adriana y el exlegionario David. Ellos tres fueron los peores de la prueba. Jordi le dijo a David que más que su plato había hecho una sopa. Samantha definió como «un amasijo» el plato de Tamara. Y Pepe lamentó que lo servido por Adriana no sabía a bacalao. En el extremo contrario se situó el colombiano Maicol: «El plato se parece al mío», elogió el chef catalán, que se están convirtiendo en el poli bueno del jurado. Samantha no daba crédito: por primera vez en doce años —los que lleva el programa en antena— el chef catalán admitía que alguien había emulado un plato firmado por él.

Para su casa se fue Adriana, la camarera vizcaína de 41 años que sueña con abrir un local donde haya música (su rollo es el rock, como decía aquella canción) y bocatas gourmet.

Eran las 1.49 horas cuando acabó el programa. TVE sigue programando para la España que no madruga.

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