El hijo del Marqués de Los Galindos: «Mi madre limpió sangre del suelo, me lo confesó años después»
Volvió el hijo del Marqués, Juan Mateo Fernández de Córdova, al plató de La verdad de los Galindos. Con su traje azul, su brillante calva y la imperiosa necesidad de repetir, más de seis veces, «como ya cuento en mi libro, como ya dije en mi libro…» . Y esta vez tampoco manifestó quienes fueron los asesinos del crimen del cortijo Los Galindos. Un dato relevante aportó: «Mi padre se divorció y tuvo que abandonar el lugar porque estaba amenazado». El marqués, que supo quiénes fueron los asesinos pero no lo denunció, falleció en Jerez el año 2015, pero nunca tocó once millones de pesetas de una cuenta en la Caja Rural.
Mientras el capítulo de la serie de ficción El Marqués llegaba a la cuarta entrega (la audiencia ha bajado del millón de espectadores: 994.000 y un 10,3 % de share) con el descubrimiento del administrador de la finca en Barcelona, llevando la contabilidad de un club de alterne y fugándose al ser descubierto, el programa especial que contó con los colaboradores Joaquín Torres, el juez de paz de Paradas (Sevilla) que mantiene que “la investigación fue desastrosa, que nadie entró «al señorío, la vivienda de los marqueses, para investigar»; volvió Toñi Moreno, esta vez sin pedir pruebas de ADN al hijo del marqués: el periodista Pepe Fernández, Mariló Montero y José María Garzón.
El programa aportó tres 'exclusivas': en el Mercedes del marqués se descubrieron impactos de perdigones; una huella dactilar en una escopeta utilizada en los crímenes y el reloj del capataz Zapata que marcaba una hora determinada (su cadáver, al parecer, estuvo escondido en una alacena o armario, varios días hasta que apareció en el exterior calcinado). Y los contertulios se centraron en dónde estaba la alacena y los restos de sangre, unos «limpiados por mi madre –dijo Juan Mateo, el hijo del marqués–» y otra mancha de sangre más oscura que descubrió Juan Gutiérrez, empleado de la finca que entró a trabajar meses después, y al que el marqués le advirtió: «Tú no has visto nada y no tienes que decir nada».
«Hasta que se contrató a Juan Gutiérrez, allí no quería vivir nadie –señala Juan Mateo–. Había pánico. Y se contrató una compañía de seguridad hasta que llegó Juan».
Y … apareció Luis Frontela, famoso médico forense en los años 70, por sus avanzadas técnicas en la investigación de crímenes, y que chequeó pruebas del crimen. «La huella de la escopeta, dijo, no es lo suficientemente clara como para averiguar a quién pertenece».
El tema que sobrevuela el crimen de los Galindos es el dinero. El Marqués había «vaciado» las cuentas de su suegro en connivencia con el director de la sucursal bancaria y el administrador Alberto Carabias, alias «el Brujo». El suegro, moribundo (falleció a los cuatro días de los crímenes), pidió los datos de sus cuentas a su capataz Picazo, también murió el día de autos, porque no se fiaba de su yerno. De momento las frases que más se repiten en el plató: «Aquí se ha callado mucha gente» y «A ver si se dice la verdad de una vez…». ¿La verdad?, la única verdad, de momento, es que siguen sin conocerse los autores del crimen, que desapareció el sumario del juzgado, que el administrador desapareció de Los Galindos después de los crímenes y que el marqués también se fue por amenazas.