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Clint Eastwood, en una imagen de archivo

Clint Eastwood, en una imagen de archivoGTRES

Cine

Clint Eastwood elige su película favorita de la historia del cine

Un clásico que poco o nada tiene que ver con sus conocidos westerns

«Nunca seré un Laurence Olivier», dijo Clint Eastwood en 1971. «Con mi físico y personalidad, nunca podré interpretar papeles como el suyo, pero aún puedo hacer películas de calidad». Y claro que pudo. A lo largo de los años, ha habido muchos como Olivier, pero ninguno como Eastwood.

Nacido durante la Gran Depresión, este nativo de California que combatió en la guerra de Corea y trabajó como socorrista en la armada estadounidense es el mejor ejemplo de ese sueño americano que muchos anhelan cumplir. A sus 93 años recién cumplidos, la última leyenda viva de Hollywood recuerda cada día cómo fue contratado como actor por Universal, dando rienda suelta a su pasión como cineasta. «Un santo de metro ochenta y cuatro de estatura, delgado y rudo, de ojos azules, con un rostro áspero, arrugado y preocupado que de vez en cuando esboza una sonrisa llena de picardía», decía de él la crítica de cine Pauline Kael.

Sin conocer muy bien la sombra de su leyenda actual, comenzaría una andadura cinematográfica que culminaría en obras maestras sin precedentes como Sin perdón, Los puentes de Madison, Mystic River, Million Dollar Baby o Gran Torino. Clásicos del cine que disfrutamos viendo una y otra vez sin distinción alguna.

Pero, ¿qué películas tiene el prolífico actor y director entre sus favoritas? Cuando el American Film Institute le preguntó en una alfombra roja cuáles eran sus obras del cine predilectas, simplemente respondió: «Me crie en lo que llaman la Edad de Oro del cine, cuando nacieron películas como ¡Qué verde era mi valle!, de John Ford; Incidente en Ox-Bow, de William A. Wellman, y El tesoro de Sierra Madre de John Huston. Todas ellas encajarían ahí».

Tres clásicos que no nos sorprenden que estén en su lista teniendo en cuenta la pasión de Eastwood por el género del western. Sin embargo, en una entrevista reciente con su hijo –el también actor Scott Eastwood– confesó que, en realidad, la mejor película de la historia del cine es una en la que los cowboys, las diligencias o los duelos al amanecer no tienen cabida. La eligió en 1950, el año de su estreno, y ninguna otra ha conseguido desbancarla del primer puesto.

«Lo que más me gusta de ella es que tiene dos estilos diferentes: el estilo de la actriz del cine mudo, y luego, con el personaje de William Holden, alguien más contemporáneo. Los dos estilos funcionan tan bien juntos». Habla, por supuesto, de una de las joyas del cine clásico: El crepúsculo de los dioses.

El crepúsculo de los dioses

Fotograma de 'El crepúsculo de los dioses'

La película por antonomasia de Billy Wilder, junto con El apartamento, Con faldas a lo loco o Sabrina, narra la historia de Norma Desmond (Gloria Swanson), una antigua estrella de cine mudo que, en pleno ocaso de su carrera, contrata los servicios del escritor de segunda categoría Joe Gillis (William Holden) para corregir el guion con el que pretende volver al star system por la puerta grande.

«La idea básica de la película era la historia de una estrella del cine mudo envejecida, una diva envejecida que no ha conseguido dar el paso para adaptarse a los nuevos tiempos, como les sucedió en realidad a muchas estrellas, y que se encierra en los sueños de su gran pasado como en un mausoleo y vive allí de las ilusiones de su gran retorno», explicó el propio Wilder. «El paso del cine mudo al cine sonoro fue un corte histórico de los más radicales que Hollywood ha experimentado… por lo menos antes de que se inventara la televisión. Y en la película, se podía mostrar un corte realmente visible».

Gloria Swanson y William Holden son Norma Desmond y Joe Gillis

Gloria Swanson y William Holden son Norma Desmond y Joe Gillis

La película comenzó a rodarse cuando aún no estaba acabado su guion. Ni siquiera el propio Wilder tenía claro su final. Sin embargo, triunfó con él –y con ese trágico principio difícil de olvidar– en los Premios Óscar, siendo nominado en once categorías. Al final tan solo se hizo con 3 estatuillas (mejor guion, mejor banda Sonora y mejor dirección artística), pero consiguió que todo Hollywood entrase en esa mansión de Sunset Boulevard –mítica avenida de Los Ángeles que da título original a la obra– y cayese en su tela de araña a caballo entre el drama psicológico y la comedia negra y macabra.

Durante la entrevista en la que confesó qué era su película favorita, Eastwood también quiso preguntar a su hijo si la había visto. Tras responder que sí, este matizó: «Lo que he aprendido de mi padre es que el cine es el medio para un director. Y, como él dice, es un festín o hambruna para un actor. Si no estás creando tu propio material, entonces sólo estás luchando por lo que hay ahí fuera», sentenció Scott.

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