Cine
La advertencia de Ridley Scott a Paul Mescal en 'Gladiator II'
El actor se ha consolidado como uno de los más populares de Hollywood, y está listo para conquistar la industria a lo grande con el esperado estreno de la secuela de Gladiator
El 15 de noviembre será el día en que Paul Mescal arrase en los cines con Gladiator II, la esperadísima secuela de Gladiator que ha estado en desarrollo durante años. Desde que se anunció su fichaje, Paul Mescal ha estado en el centro de todas las miradas, y no solo por su talento actoral. A sus 28 años, el irlandés ha sufrido una impresionante transformación física para meterse en la piel de Lucius Verus, el hijo de Lucilla y heredero de ese trono bañado en traiciones y batallas épicas. Adiós a su imagen más juvenil. Ahora luce como un auténtico guerrero romano, listo para luchar y seguir el legado de Máximo Décimo Meridio.
Y la preparación no ha sido poca cosa. Mescal ha pasado por un régimen de entrenamiento que lo ha dejado tan musculado que incluso su compañero de reparto Pedro Pascal bromeó en una entrevista: «Se puso tan fuerte que preferiría que me tirasen desde un edificio antes que volver a luchar contra él». Una declaración que hace justicia a las imágenes filtradas de la película, donde lo vemos con su armadura y ese brillo épico de la arena en las manos, un guiño directo al icónico gesto de Russell Crowe como Máximo.
La revista Vanity Fair ha sido la encargada de ofrecernos el primer vistazo de Paul Mescal en su rol de gladiador. En las imágenes, lo vemos listo para la acción, empuñando su espada y luciendo un cuerpo esculpido con intensidad, fruto del riguroso entrenamiento al que se sometió. Pero Mescal ha dejado claro que, para estar a la altura del legado de Gladiator, no basta con verse bien, también hay que sentirlo. El actor siguió un exigente programa de entrenamiento que lo ha llevado a su mejor forma física, incluso admitiendo haber recurrido a «muchos batidos de proteínas».
Aunque circula en YouTube un vídeo de su entrenamiento, Mescal ha expresado que prefiere no compartir públicamente su proceso de preparación física. La razón, según explicó, es que no quiere que el foco esté únicamente en su aspecto físico. Para él, lo más importante es que su personaje irradie autenticidad y profundidad, más allá de la musculatura.
Sin embargo, la parte física es solo la mitad de la historia. Paul Mescal tuvo un impactante primer día de rodaje, cuando, rodeado por una gran cantidad de extras, muros en llamas y el imponente escenario marroquí, y se dio cuenta de la magnitud de lo que tenía entre manos. «Salí y vi a un par de cientos o miles de extras, con fuego ardiendo, los muros de Marruecos, y yo estaba como: ‘Oh, esto es realmente grande’», confesó Mescal en una entrevista con Total Film.
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Y justo en ese momento, cuando los nervios comenzaban a hacer acto de presencia, Ridley Scott, con su inconfundible estilo, lanzó una advertencia que cambiaría el curso del rodaje: «Tus nervios no van nada bien conmigo». Un consejo en apariencia duro, pero exactamente lo que Mescal necesitaba escuchar para liberarse de la presión. «Es la cosa perfecta que decir, porque te libera. Lleva toda la razón», recordó el actor. A partir de ese momento, se relajó y pudo concentrarse en lo que realmente importaba: su actuación.
Este comentario de Scott no es solo un consejo, sino una advertencia a cualquier actor que pise su set. En un rodaje de esta envergadura, dejarse llevar por las emociones externas es un lujo que pocos pueden permitirse. Ridley, más que dirigir cámaras, sabe cómo guiar a los actores para que puedan dar lo mejor de sí mismos sin dejarse afectar por el entorno abrumador. Esa es la clave de su éxito, y también el motivo por el que actores como Mescal brillan bajo su mando.