El motivo por el que Joaquin Phoenix no quiere que nadie vea sus películas

Sería justo decir que Joaquin Phoenix se siente incómodo con la fama. De hecho, a pesar de tener más de 40 películas en su filmografía, solo unas pocas cuentan con los estándares clásicos de hits hollywoodienses. Es amigo de proyectos más alternativos y, sin desearlo, ciertos papeles le han llevado de forma inevitable a donde no quería estar: en el olimpo de actores con millones de fans.

En realidad, si echamos un vistazo a su carrera, resulta obvio que tiene pocas ganas de protagonizar una película cuya función principal sea ganar dinero. Sí, es cierto que asumió el papel de villano de Gladiator e interpretó a una figura histórica icónica como Napoleón. Sin embargo, ambas fueron dirigidas por Ridley Scott, lo que combinaba arte y sueldo a la perfección.

Formó parte de Señales y El bosque, pero no las protagonizaba como tal y era M. Night Shyamalan el que estaba al frente, quien siempre se ha caracterizado por tener su propia visión en materia cinematográfica y justificaba en gran medida el compromiso de Phoenix. También, interpretó al legendario músico country Johnny Cash en En la cuerda floja, pero no fue una superproducción per se, a pesar de que luego triunfó en los premios Oscar.

Cuando no tiene la tentación de firmar un contrato para un proyecto que el público vaya a ver en masa, Phoenix tiende a elegir películas únicas, desafiantes, con cineastas independientes o visionarios. Con esto en mente, parece que las palabras que le dijo a The Telegraph en 2018 empiezan a tener sentido: «Realmente no quiero que nadie vea ninguna película en la que yo participe. Es decir, quiero que tengan éxito para poder hacer más, pero, en el fondo, no quiero que nadie las vea».

Como artista cuya voz interior siempre apuesta por filmes que se salen del molde clásico, Phoenix quiere que «le dejen en paz» y con la libertad e independencia suficientes como para dedicarse al cine sin que nadie le influya. Aunque también influye su propia timidez. De hecho, le da escalofríos pensar en que su familia, amigos o cualquiera persona a la que conozca se siente en una sala a verle durante dos horas.

«Prefiero que no vean nada de en lo que participo. Simplemente, no quiero tener que pasar por eso. Es lo peor de ir a una proyección. Después, se acercan y se ven en la obligación de comentarte algo. Siempre resulta incómodo», confesó en una entrevista. En más de una ocasión, ha comentado incluso que él sería feliz si pudiera dedicarse a su trabajo, sin tener que hablar de él ni pensar que hay espectadores consumiéndolo.

Esto lleva a pensar que suele elegir películas que no sean un negocio como tal, sino una actividad artística. Por eso, a la mayoría le sorprendió que quisiera volver a interpretar a Joker en la secuela protagonizada junto a Lady Gaga. La primera recaudó más de mil millones de dólares y le valió un Oscar a mejor actor, además de conseguir el aplauso unánime del público. Aunque fueron motivos de orgullo, también le asustaron y tuvo que pensarse un par de veces su participación. Todd Phillips le convenció para hacer la películas más descabellada posible y, a juzgar por las críticas que ha conseguido, parece que lo han conseguido.