Como escenario para películas y series de televisión, el mundo de la política como corruptor de conciencias es un tema tan viejo como recurrente. Que ahora se estrene Total Control tiene su razón de ser, puesto que aporta esa versión femenina de si somos capaces de preservar nuestros ideales personales en entornos complejos y comprometedores. Cuando su gobierno pende de un hilo, la primera ministra de Australia, Rachel Anderson decide ofrecerle un puesto en el senado a Alex Irving, una trabajadora social aborigen que se ha hecho famosa tras un vídeo viral en el que se enfrenta a un hombre armado. A priori, piensa que es una forma de ganarse al pueblo y un voto de por vida, pero Irving pronto se demuestra su carácter férreo, implacable y, en un principio, incorruptible.