
Owen Cooper y Stephen Graham en 'Adolescencia'
Televisión
Los mejores planos secuencia de las series
Adolescencia y The Studio son dos de los últimos ejemplos del uso de esta técnica en las series de televisión
Sentir el tiempo y estar obligados a mirar. Ahí radica la fuerza expresiva del plano secuencia, esa técnica que consiste en grabar una escena sin cortes. Requiere una planificación meticulosa, poco margen de error, mucho oficio y, en ocasiones, algo de trampa para insertar cortes donde el ojo humano no pueda apreciarlos.
Que una técnica fílmica haya crecido como una epidemia en los titulares de la prensa cultural de las últimas semanas tiene un «culpable»: la muy audaz Adolescencia, la serie de Netflix que tanto está dando que hablar. Pero no solo. Hay una nueva comedia satírica sobre el mundo del cine que Apple (también disponible en Movistar) ha estrenado estas semanas. Abrazando su carácter metaficcional, se titula The Studio y su segundo episodio eleva, precisamente, la técnica del plano-secuencia al cuadrado: narra cómo los ejecutivos que protagonizan la serie visitan un set de rodaje que tiene que filmar un larguísimo plano-secuencia aprovechando la puesta de sol. Dos por uno: se ejecuta la técnica y se comenta en pantalla.
Lo malo es que tras el terremoto de Adolescencia, puede que la audacia técnica de The Studio suene a déjà vu. Porque no, no es un recurso nuevo, por mucho que la miniserie de Netflix la haya conducido a los altares. Hay películas enteras rodadas (aparentemente) sin cortes, desde la seminal La Soga (Hitchcock, 1948) hasta la imponente El arca rusa (Sokurov, 2002), pasando por las recientemente premiadas Birdman (Iñárritu, 2014) o 1917 (Mendes, 2019).
La lista puede hacerse mucho más larga de lo que uno imagina, más aún si sumamos la burbujeante escena televisiva, que ya hemos visto cómo se ha subido al carro. Así que aquí proponemos una lista personal, intransferible ¡e interminable! de los planos-secuencia televisivos que recuerda quien esto escribe. Y que estén disponibles en Youtube, claro.
Las batallas de Juego de tronos en el penúltimo episodio de cada temporada eran históricas y muy esperadas. En su cuarta entrega, el caos del muro se realza con una larga panorámica que comienza en Jon Nieve y regresa un minuto después a la casilla de salida, pero con Sam Tarly.
Juego de tronos, Los vigilantes del Muro (4.9.)
Sigue vigente el mecanismo en series muy populares, incluso en momentos que no parecen tan grandiosos ni espectaculares.
La casa del dragón, The Princess and the Queen (1.6.)
En sus mejores momentos, Cómo conocí a vuestra madre ofrecía una comedia romántica que combinaba la audacia narrativa con la elegancia del amor imposible. Esta cita sin cortes es entrañable, inolvidable. Preciosa.
Cómo conocí a vuestra madre, Ten Sessions (3.13.)
Si el walk and talk se convirtió en una de las señas de identidad de El Ala Oeste —esa serie donde hasta los bedeles eran capaces de citar a Shakespeare—, este episodio de la primera temporada ya establecía toda una declaración de principios. Una curiosidad de la dificultad ante una toma tan larga: en el 2:42 se ve cómo Martin Sheen olvida su diálogo. Pasa en las mejores familias.
El Ala Oeste, A falta de cinco votos (1.4.)
La primera temporada de The Bear supuso puñetazo sobre la mesa seriéfila. Parte de su merecido prestigio vino con todo un capítulo rodado sin cortes, donde mediante esta técnica el espectador se sumerge en el caos y el estrés de una cocina. El episodio es una experiencia a muchos niveles. Encima, para jugar con la subversión, el siguiente episodio comienza con un plano fijo de 7 minutos.
The Bear, Review (1.7.)
Muchas de las series de adolescentes en plan rompedor (Euphoria, por ejemplo) le deben mucho a este fenómeno televisivo de hace 15 años. Deslenguada, realista, provocativa… Su cuarta temporada mezclaba la rave con la tragedia en un memorable plano-secuencia.
Skins, Thomas (4.1.)
Otra serie que ya convirtió la técnica narrativa en marca de estilo permanente. Episodios cortos en los que se emplea el plano-secuencia para multiplicar esa sensación de apocalipsis, esto es, de urgencia, desastre y desamparo. En el penúltimo se meten hasta en el mar, para hacerlo más difícil todavía.
El colapso, La isla (1.7.)
Aunque se aprecie la trampa con más claridad que en otros ejemplos (1:20), este uso clásico del plano-secuencia para acercarnos a todos los personajes casa muy bien con la osadía de una serie tan dura y nihilista como hermosa en su cinematografía.
Euphoria, Shook One Pt. II (1.4.)
A ver, el plano fijo largo no debería ser considerado un plano-secuencia. O sí, supongo que depende de si pones el énfasis solo en el «sin cortes» o le añades la cláusula de una planificación visual compleja. Juzguen ustedes mismos. Es un largo plano donde conocemos las razones (¿atenuantes?) del mal. Porque no, no todo es blanco y negro. En esta variante de plano fijo para todo un episodio puede incluirse un precedente mítico: aquel episodio de la sexta temporada de Mad About You en el que los protagonistas tienen que debatir en la puerta de la habitación cómo afrontar el sueño de la peque.
Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story, The Hurt Man (2.5.)
Una de las mejores series españolas de los últimos años llevaba el sello de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña. En el sexto episodio, cuando el drama va cerrándose, el director opta por amplificar la tensión narrando una cena en una única toma. El ritmo lo da la interpretación, aquí lo explican:
Antidisturbios, Urquijo (1.6.)
Sorogoyen llevó esta técnica un paso más allá con el capítulo final de la excelente Los años nuevos. A partir del minuto 25 de este vídeo se explica el cómo y el porqué. Pero, claro, mejor ver la serie completa antes.
Los años nuevos, Episodio 10. 2024 (1.10)
Y más aún, para que vean que el episodio sin cortes observa una mini-tradición televisiva. Sam Esmail logró un efecto entre mareante y surrealista para un episodio hábilmente titulado eps3.4_runtime-error.r00, uno de los más aplaudidos de su fábula informático-conspirativa.
Mr. Robot, eps3.4_runtime-error.r00 (3.5.)
Un clásico contemporáneo de cómo la televisión se afanó en usar el plano secuencia. En cada temporada de Daredevil —incluso en la reciente, donde la cámara se centra más en los alrededores de la pelea— había una secuencia espectacular con apariencia de estar rodada en un único plano. Mucha gente prefiere la de la segunda temporada, por su espectacularidad. Sin embargo, el de la primera transmite esa sensación —que tan bien capturaba la serie— de realismo y cansancio.
Daredevil, Cut Man (1.2.)
No, tranquilos, no nos hemos olvidado del rey amarillo ni de los calores enfermizos de Luisiana ni del acento arrastrado de Matthew McConaughey. Estos cinco minutos dieron tanto que hablar durante semanas que hoy casi parece un sueño. El uso magistral del sonido multiplica la sensación de violencia y caos.
True Detective, Who Goes There (1.4.)
Justo el mismo año que triunfaba True Detective aterrizaba otra serie excepcional, también antológica. Con una aproximación mucho más juguetona y subversiva, Fargo se permitía travesuras como esta. Digamos, para entendernos, que es un plano-secuencia que ocurre fuera de campo. O algo así, jeje.
Fargo, Who Shaves the Barber? (1.7.)
Sobre la brillantez audiovisual de Vince Gilligan y su equipo hay ríos de tinta. Sin embargo, no hay grandes ejemplos de plano-secuencia. El más evidente, con sus trampitas, es este de la segunda temporada de Better Call Saul. Es otra manera más de cruzar la frontera…
Better Call Saul, Fifi (2.8.)
American Crime (no confundir con American Crime Story, la de O.J. Simpson) es una serie antología que trataba asuntos de hondo calado sociológico. Su magnífica segunda temporada tiene ciertas concomitancias con *Adolescencia*, sin miedo a explorar esas zonas grises donde resuenan palabras como bullying, abuso, paternidad, racismo y adaptación. En su quinto episodio, cuando el drama va alcanzando su punto de ebullición, se permitió una secuencia repleta de simbolismo para la trama.
American Crime, Episode Five (2.5.)
Otro empleo clásico de este mecanismo: presentar personajes y espacios. En uno de los episodios iniciales de este hito de la ciencia ficción televisiva nos mete en las tripas de la nave espacial. Se apunta la épica de la amenaza cylon y nos sirve para recordar, ay, cuánto quisimos a Starbuck, Adama y demás héroes a la fuerza.
Battlestar Galactica, Parte 1 (miniserie)
Banshee fue la apoteosis televisiva de lo pulp. Una trama que resultaba irresistible por lo disparatada que podía llegar a ser. Hiperviolenta. Acá abajo una de sus peleas más memorables, tan exagerada y sangrienta que hace parecer un juego de niños las veladas de Jordi Wild. La virguería de un único plano comienza en el segundo 33. Necesitarán estómago.
Banshee, A Fixer of Sorts (3.3.)
«Nosotros, nosotros pocos y felices, nosotros como una banda de hermanos». De un violín llorando la destrucción hasta el contrapicado de esas valientes salvadores. Ouch.
Band of Brothers, Why We Fight (1.9.)
La serie que Jim Carrey hizo para Showtime andaba liderada por el muy imaginativo Michel Gondry. No tuvo un gran éxito, pero muchos seriéfilos mencionan esta impresionante secuencia. Véanla en el vídeo y luego pinchen en el cómo se hizo.
Kidding, Every Pain Needs a Name (1.3.)
Vale, aquí he estirado el concepto. Al ser una cámara en mano uno puede ponerse quisquilloso. Sin embargo, es para mí el momento clave de The Office, la serie original, ese donde se mezcla la ternura con la crueldad, sin cortes y apenas sonido. Y ahí está la dolorosa eficacia del plano.
The Office UK, Interview (2.6.)
Defina «caos». Ahora que The Pitt ha remozado el drama médico, parece buen momento para recuperar estos primeros 100 segundos sin cortes. Un infierno para atender un accidente de 40 coches.
Urgencias, Blizzard (1.10.)
Esta acojona. Apague la luz y disfrute del nuevo maestro del terror, Mike Flanagan. Ese sexto episodio cosido a base de planos interminables.
La maldición de Hill House, Two Storms (1.6.)
Y dejo para el final, si el lector-espectador ha sido capaz de llegar hasta aquí, uno de mis favoritos: el del último episodio de Quarry. Una de las mejores series de acción de la última década que, por desgracia, solo contó con una temporada. Hay varios planos secuencia durante la serie, pero el último rememora la masacre de los soldados estadounidenses en Quan-Thang. Es como estar en medio del infierno de la batalla y de la desesperación y de la culpa. Realista e intenso hasta decir basta; la segunda parte del plano secuencia es durísimo, aviso.
Quarry, Nuoc Cha Da Mon (1.8.)