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Estatua de Thomas Jefferson en el Ayuntamiento de Nueva York

Cultura

El movimiento BLM se cobra una nueva víctima: la estatua de Thomas Jefferson de Nueva York

El Ayuntamiento ha cedido a las presiones de los grupos Afro, Latino y Asiático para retirar la figura por amparar la esclavitud

El movimiento Black Lives Matter, nacido -y radicalizado- a raíz de la muerte de George Floyd, sigue haciendo su particular revisionismo histórico. La última víctima ha sido Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de Estados Unidos y tercer presidente, ocupando el cargo entre 1801 y 1809.

El Ayuntamiento de Nueva York ha aceptado, después de recibir durante meses las presiones de grupos antirracistas y del Caucus Afro, Latino y Asiático, la estatua de Thomas Jefferson que preside la sala de juntas desde 1833. «Las personas conmemoradas dentro de los confines de nuestra Casa del Pueblo deben reflejar no solo las mejores tradiciones de la historia de nuestra ciudad, sino también su diversidad», han dicho los representantes del caucus.

La Comisión de Diseño Público está lista para aprobar el traslado de la estatua de 2,13 metros el lunes desde la Cámara del Concejo Municipal a la Sociedad Histórica de Nueva York como un préstamo a largo plazo.

Con la retirada de la estatua no solo se expulsa a uno de los padres fundadores de Estados Unidos, sino también al primer autor de la Declaración de Independencia p.Aunque Thomas Jefferson escribió que «todos los hombres nacen iguales», se negó a abolir la esclavitud y él mismo tuvo más de 600 esclavos y tuvo seis hijos con una de ellos, Sally Hemings.

El presidente del consejo de la ciudad, Corey Johnson, encabezó el esfuerzo para quitar la estatua en el verano de 2020 con una carta al alcalde, Bill De Blasio. Johnson escribió que él y los miembros negros, latinos y asiáticos del Concejo Municipal encontraban la presencia de la estatua «inapropiada». «Jefferson representa algunas de las partes más vergonzosas de la larga y matizada historia de nuestro país», ha expresado la concejal Adrienne Adams.

La estatua, hecha en escayola siguiendo el modelo de bronce de Jefferson que se exhibe en la rotonda del Capitolio en Washington, fue encargada en 1833 por Uriah P.Levy, el primer judío comodoro en la Marina estadounidense, para conmemorar el apoyo de uno de los padres de la Patria a la libertad religiosa en las fuerzas armadas.

Una larga lista de vandalización
y retirada de estatuas

El de Thomas Jefferson es el último monumento que se retira o destruye como parte de un ajuste de cuentas nacional sobre la raza y la desigualdad a raíz de las protestas por el asesinato de George Floyd que estallaron en el verano de 2020.

Tan solo en Estados Unidos se han eliminado alrededor de 28 monumentos de Cristóbal Colón, así como numerosas esculturas y monumentos en homenaje a la Confederación sureña en la Guerra Civil (1861-1865), considerados como símbolos racistas del legado de esclavitud. También han sufrido la vandalización y posterior retirada las figuras de Juan Ponce de León, descubridor de La Florida, o Robert E. Lee, general del ejército de los Estados Confederados; George Washington, primer presidente estadounidense, y el mismo Thomas Jefferson, entre muchos otros.

Desde el 11 de junio, cuando un monumento de Edward Colston, un comerciante de esclavos del siglo XVII, fue derribado por manifestantes y lanzado al agua en el puerto de Bristol, Inglaterra, decenas de estatuas de figuras históricas asociadas con el colonialismo y la esclavitud han sido tiradas, decapitadas, quemadas o bajadas de sus pedestales no solo en Estados Unidos, sino también en el Reino Unido, Bélgica o Nueva Zelanda.

«Puedes derribar todos los monumentos del mundo, pero eso no cambia necesariamente lo que ocurrió. Aún estamos obligados a aprender ese pasado», ha advertido David Blight, profesor de Historia en la Universidad de Yale experto en la Guerra Civil, la Reconstrucción y los estudios afroamericanos, en una entrevista con la BBC.