Buenos Aires arremete contra la RAE: «No nos van a decir desde España qué palabras usar»
La prohibición del lenguaje inclusivo en las escuelas de la capital argentina reabre el debate sobre el uso del español a ambas orillas del Atlántico
La nueva medida que se ha tomado en Buenos Aires, y que se espera se extienda al resto del país, va a traer cola. La norma promovida por el Gobierno de la ciudad prohíbe a los docentes usar «lenguaje inclusivo» en las escuelas de la ciudad, lo que ha provocado una polarización de la opinión: hay quienes lo consideran un paso atrás y quienes se alegran de que por fin se le ponga coto a «la locura woke».
Desde las instituciones oficiales ya han empezado a contestar. Mientras que los sectores que apoyan el lenguaje inclusivo desean crear normas nuevas, la posición de la RAE es que no es potestad ni de esa institución ni de nadie realizar esa tarea. El Gobierno del presidente de Argentina, Alberto Fernández, también se ha pronunciado a través del ministro de Educación, que si bien afirma su desacuerdo, ha expresado su deseo de «respetar su fondo», al igual que la autonomía de la ciudad de Buenos Aires para efectuar la prohibición.
No ha ocurrido lo mismo con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, del mismo color político que el Ejecutivo argentino. Kicillof ha invitado a los escolares a «rebelarse» y hablar como quieran, en medio de la polémica por la decisión del alcalde de la capital, el opositor Horacio Rodríguez Larreta, de prohibir a los profesores de las escuelas de la ciudad usar palabras como «chiques» y «todes».
«Les quiero decir que rebelarse, hacer lo que uno piensa que está bueno para los demás, significa muchas veces no hacer caso, pero no de capricho, sino pensando en los otros, así que hoy tengo para decirles que acá en la provincia también rebelarse es hablar como uno quiere, como una quiere», ha señalado Kicillof, que integra el peronista Frente de Todos al que también pertenece el presidente argentino, Alberto Fernández.
«No nos gusta prohibir»
En un acto ante estudiantes de cuarto año de escuelas primarias de la provincia en el que se recordó al creador de la bandera argentina, el militar Manuel Belgrano (1770-1820), el gobernador señaló que rebelarse y hablar como uno quiera no es «decir palabrotas», pero sí «expresar lo que uno siente». «Y hoy, a tanto tiempo de la Revolución de Mayo (que sentó en 1810 las bases para el proceso de independencia de Argentina de la Corona Española) no va a ser desde España que nos van a explicar cuáles son las palabras que usamos, ¿no?», agregó.
«No nos gusta, chicos, chicas, prohibir. Nos gusta que puedan expresarse, que puedan ser libres, decir lo que sienten, ser rebeldes cuando es por los demás, y sobre todo ser patriotas», ha sentenciado.
Rodríguez Larreta, uno de los rostros de mayor perfil en el principal frente opositor, Juntos por el Cambio, indicó que es una medida que apunta a «simplificar» la manera en que aprenden los estudiantes, al advertir que los resultados de las evaluaciones de aprendizaje muestran un retroceso en lengua y escritura. Una prohibición polémica que ha llevado posteriormente a organizaciones políticas y sociales a presentar varios recursos de amparo para frenar la decisión.
«Es una declaración anacrónica»
Inquerido al respecto por la cadena Radio Mitre, el filólogo Darío Villanueva, académico de número de la RAE desde el 2008 y exdirector de la misma, salió al paso de las palabras del político kirchnerista con contundencia: «Me parece una declaración inconsistente y, por otra parte, anacrónica, porque el español es la lengua que hoy es no por la colonia, sino por la independencia. Cuando se producen las independencias a partir de 1810, los lingüistas han acreditado que en América solo había un 20 % de ciudadanos que hablasen español, de manera que las repúblicas fueron las que tomaron la decisión de que la lengua oficial de la naciente institución republicana, que era la Nación, tenía que ser esta lengua».
Según el académico, a partir de ahí vino la consolidación de una lengua muy unitaria en lo fundamental, en la que los españoles representan solo el 8 % de los hablantes y toda la política lingüística que se lleva es panhispánica. «La gramática que se publicó en el 2009, que es monumental, es marcadamente panhispánica: establece un español de todo el mundo, no un español de la península Ibérica y de las islas de nuestros archipiélagos. En fin, yo lamento mucho ese tipo de declaraciones por parte de una persona que tiene una gran responsabilidad política y sobre todo hablando con jóvenes».
Villanueva sostiene que transmitir «moneda falsa» a los alumnos es «problemático». Pero también sabe que «los jóvenes tienen su cerebro abierto, muy fértil y muy fecundo, y tienen su propio criterio. No hay nada que contribuya más a que los jóvenes hagan lo que realmente quieren, que alguien les diga lo que tienen que hacer».
Sobre el uso del lenguaje inclusivo, insistió en que «la RAE no lo permite en absoluto», y agregó: «También es importante entender la identidad como comunidad y no como diferencia. Hoy parece que el reivindicar mi identidad significa separarme de los demás, pero la palabra 'identidad' viene de 'idéntico', e 'idéntico' significa lo común y similar. Y la lengua, en nuestro caso, es una lengua que mantiene una gran unidad; es un ejemplo extraordinario de esto».