Arturo Pérez-Reverte: «En España se tiende a caer en el fanatismo y la polarización»
El escritor cartagenero presenta Revolución, su última novela, en su tierra natal, donde afirma que «la violencia proporciona una amarga lucidez»
el escritor Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) ha manifestado en la presentación de su último libro en Murcia que «la violencia puede ser muy educativa porque permite comprender mejor a los seres humanos», y observándola «se aprende a no amar ni odiar», en referencia a su experiencia como reportero de guerra durante 21 años.
En la presentación de su última novela, Revolución, publicada en octubre con la editorial Alfaguara, el autor cartagenero ha señalado que «en España se tiende a caer en el fanatismo y la polarización», por lo que la observación de la violencia ofrece un contraste de valores que supone «una gran enseñanza».
«En las redes sociales no existe violencia», ya que solo son «un lugar donde la gente vuelca sus frustraciones, sus odios o sus inquietudes», algo que «no tiene nada que ver con las torturas, violaciones o asesinatos» que, a su juicio, sí lo son.
La violencia, «un máster de lucidez»
Así, reconoce que la violencia ha sido para él «un máster de lucidez» que ha influenciado su nueva obra, Revolución, ambientada en el México de 1911 y que narra la historia de un joven que alcanza su madurez en medio del caos que supone un conflicto bélico. Situación que guarda cierta similitud con la vida del autor cartagenero, que se enfrentó a su primera guerra como reportero en Beirut, en 1974, cuando tenía 22 años.
Pérez-Reverte ha afirmado que esta novela toma sus orígenes en las historias que un amigo de su bisabuelo, ingeniero de minas que trabajó en México en plena revolución, le contó cuando era pequeño, y que ese recuerdo le ha aproximado a su propia relación con la aventura y le ha llevado a escribir su «propia biografía de juventud».
El académico de la RAE se encuentra sumido en la que será su nueva novela, de la que apenas ha dado datos, pero que asegura que le «mantiene vivo» porque la escritura le obliga a «a aprender constantemente», siempre y cuando la temática sea diferente porque le aburre escribir siempre de lo mismo.