Benidorm Fest: tópicos y mediocridad general entre los candidatos a Eurovisión

Quizá Alice Wonder y su Yo quisiera sea lo mejor de un certamen más que regular por su escasa calidad e interés. Hay regresos, casi apariciones, como la de Alfred García, que quedó de los últimos (junto a Amaya) en Eurovisión 2018.

Pequeños famosos como Agoney, también de Operación Triunfo, cuna de talentos de nuevo cuño, preeurovisivos, donde la sorpresa es la ilusión en un mar de olas iguales, aunque parezcan distintas, como Flamenco, de Aritz Arén, O Famous, de La Lola, baile latino de hace 30 años sin ser de hace 30 años. Megara es un grupo de heavy bastante soft de los que se muestran con aspecto de los de La Matanza de Texas. Rakky Ripper es de Granada y rosaliesca, como Siderland canta en catalán.

Diversidad de géneros

TikTokers, una drag queen, flamenquito, pop, indie, música urbana, folk... un concurso que podrían ser muchos concursos. ¿Cómo decidir el ganador entre la diversidad de géneros? Un certamen descategorizado, sin categorías, mestizo, carnavalesco, se diría que poco serio.

Pero no es que sea poco serio. Es Eurovisión. O Preeurovisión. La fase depuradora que para el caso es posible que funcione en sentido contrario para lograr el equilibrio de esa fiesta de la canción europea que un día ganó Abba y en la que participaron Cliff Richard, Raphael o Bonnie Tyler.