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Retrato póstumo de Mozart 1819

Retrato póstumo de Mozart 1819

Diez curiosidades sobre Wolfgang Amadeus Mozart en el aniversario de su nacimiento

Los padres de Mozart tuvieron siete hijos, pero solo dos sobrevivieron. Su hermana Nannerl y él compartían el genio musical, pero solo Amadeus alcanzó la fama entre los nobles de la corte de Viena

27 de enero de 1756 nació en Salzburgo Wolfgang Amadeus Mozart, casi componiendo sus primeras sinfonías. A los cinco años ya daba conciertos por los palacios de toda Europa acompañado por su padre. En su corta vida creó 621 obras que revolucionaron la música clásica para siempre. Aunque vivió rodeado por la enfermedad desde joven, pudo crear una familia con Constanze, el amor de su vida. Contó con el aprecio de muchos compañeros músicos y la enemistad de otros tantos. Disfrutó creando música, enseñando a tocar el piano y acudiendo a fiestas en la corte de Viena, pero su obsesión era la música, tanto es así que la muerte le llegó mientras terminaba su famosa Misa de Réquiem en Re menor.

Los 35 años que vivió están llenos de anécdotas, por eso aquí se recopilan diez de ellas que muestran la cara más humana de Amadeus.

Retrato de Constanze Weber realizado por su cuñado Joseph Lange en 1782

Retrato de Constanze Weber realizado por su cuñado Joseph Lange en 1782

Un niño enfermo

El músico sufrió desde pequeño el Síndrome de Tourette, un síndrome neurológico que causa pequeños «tics» nerviosos como parpadeos, muecas o sonidos involuntarios. Al ser un problema neuronal también provoca que el enfermo suelte improperios e insultos sin razón aparente. Además, desde muy pequeño sufrió varias fiebres y en torno a los 10 años padeció varios dolores en todo el cuerpo compatibles con artritis, a las que se sumaron pérdida de peso, pulso débil, inflamación de las mucosas que sus médicos achacan a una tifoidea. En 1777 vivió en sus propias carnes la epidemia de viruela, que le dejó marcas y cicatrices por toda la cara. Murió a los 35 años tras padecer una enfermedad que le provocó vómitos, dolor de cabeza y fiebre sin que sus médicos supieran diagnosticar las causas del fallecimiento.

Una hermana (casi) prodigio

Maria Anna Walburga Ignatia Mozart, era la hermana mayor y su familia la llamaba Nannerl. Al igual que su hermano, empezó muy joven a tocar el piano y era un prodigio musical y compuso varias obras. Acompañó a su padre y a Wolfgang en sus giras por las cortes europeas, pero sus padres decidieron que no podía dedicarse a componer de forma profesional, pero continuó haciendo música en privado, aunque su trabajo no tuvo tanto éxito como el de su hermano. Gracias Maria Anna conservamos hoy la correspondencia que tuvo el músico con su familia.

Mozart fue masón

El 14 de diciembre de 1784, el músico se unió a la logia masónica vienesa de La Beneficencia (Zur Wohltätigkeit). También compuso varias obras que habían escrito autores masónicos, incluyendo una ópera llamada La Clemencia de Tito (Clemenza di Tito) y cantos como el Himno de fiesta por la logia de San Juan (Lobegesang auf die Feierliche Johannislogey). Incluso en La Flauta Mágica se esconde a simple escucha el número tres, que es un símbolo masónico muy importante. El compositor realiza tres acordes y la historia la forman tres protagonistas, tres templos, tres hadas y tres pruebas. Tampoco es algo que escondiera en su vida y la masonería en el siglo XVIII se consideraba un movimiento de iluminación y progreso.

Flautas no, por favor

Odiaba el sonido de la flauta. Llegó a decir de este instrumento que «lo único peor que una flauta son dos flautas», porque la consideraba estridente. Irónicamente, le dedicó una ópera (La Flauta Mágica) y compuso conciertos de flauta, pero lo hizo siempre por encargo de sus mecenas.

Las cartas subidas de tono a su prima

En plena adolescencia Mozart vivió una relación de amor epistolar con su prima Marianne, que iba más allá del afecto familiar. Las cartas que se han conservado sorprenden a algunos que no conciben como un genio de la música podía rebajar su lenguaje de tal forma. Pero, ante todo, Mozart era joven y tenía los deseos de cualquier hombre de su edad que intercambia mensajes con la mujer a la que ama apasionadamente, así lo demostró en fragmentos como este: «Acogeré tu noble persona como bien merece, te sellaré en las nalgas mi membrete, te besaré las manos, dispararé la escopeta del ano, te abrazaré de más, te pondré lavativas por delante y por detrás, te pagaré cuanto te debo sin descuidar ni un pelo y soltaré –y que resuene– un señor pedo (y quizá también algo sólido)».

Carta de Mozart a su prima

Carta de Mozart a su prima

Una mascota muy cantora

No, no era un loro. El 27 de mayo de 1784 Mozart compró un estornino en una tienda de animales próxima al palacio imperial de Hofburg. Se conoce el día exacto porque lo anotó en su libro de cuentas. El ave cantora vivió con él tres años y para despedirlo organizó un pequeño pero solemne funeral en el jardín trasero de su casa. Además, se piensa que para el segundo movimiento de Una Broma musical (Ein musikalischer Spaß), que publicó pocos meses después, se inspiró en el ave, que estuvo con él mientras la componía.

Su «boda» con M.ª Antonieta

Cuando solo tenía seis años viajó al palacio de Versalles con su padre para ofrecer un concierto a la familia real y los nobles franceses. Entre el público se encontraba María Antonieta, que tan solo tenía cuatro años más que él. Cuando el pequeño Mozart terminó de tocar tropezó y cayó al suelo, pero Antonieta lo ayudó a levantarse saltándose todo el protocolo. El músico se lo agradeció y al mirarla le propuso que se casara con él, unas palabras que quedaron en una graciosa anécdota y nada más.

Un prodigio del billar

La música era su pasión, pero el billar su manera de entretenerse. Tenía su propia mesa en su casa de Viena y jugaba todas las tardes con su esposa. También adoraba los acertijos y los juegos de baraja, según se cuenta en las cartas que dejó.

La incógnita del cráneo viajero de Mozart

Tras la muerte de Mozart, la familia estaba en una situación económica complicada y su esposa decidió hacer un entierro sencillo. En la catedral de San Esteban se ofreció una breve misa por su alma y se trasladó el féretro, casi en solitario, al cementerio de Saint Marx, a las afueras de Viena. Fue enterrado en una fosa común por el enterrador, al que acompañaba el hijo de Mozart. Diez años después de su muerte, en 1801, tuvieron que exhumar sus restos para hacer hueco para otras tumbas. Aquí empieza el viaje y la conjetura sobre qué sucedió con sus restos. Durante el proceso supuestamente el enterrador Joseph Rothmayer decidió quedarse el cráneo de Mozart, pero ahí se pierde la pista. Es seguro que en 1842 llegó a manos del artista grabador Jacob Hyrtl. Siguió pasando de manos, aunque se desconoce con exactitud qué pasó con él, hasta que a principios del siglo XX fue donado al ayuntamiento de Salzburgo, la ciudad natal del músico. Desde entonces la fundación Mozarteum custodia los restos de Mozart y se encarga de preservar su legado. En 2006 se publicó un informe sobre un análisis realizado al cráneo para buscar ADN coincidente con el resto de las evidencias que se tienen de la familia Mozart, como restos del pelo del músico. Dos dientes se analizaron de forma paralela en la Universidad de Innsbruck y en el laboratorio de Identificación de ADN de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, pionero en este tipo de estudios. Los resultados no esclarecieron que el cráneo perteneciera al autor de Las Bodas de Fígaro. Hoy sigue siendo un misterio.

Mozart Junior

El compositor tuvo seis hijos con Constanze, pero solo dos niños sobrevivieron: Franz Xaver, que siguió los pasos de su padre y se hizo músico; y Karl Thomas, que empezó dedicándose al mundo mercantil, pero cuando pudo lo dejó para dedicarse de pleno a la música. Franz tomó el nombre del buen amigo de su padre Franz Xaver Süssmayr, quién terminó el réquiem que su maestro había dejado inacabado tras su muerte. Los dos hermanos murieron sin descendencia que pudiera honrar el legado de su padre.

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