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Pirámide de los italianos

La pirámide española que el Gobierno de Pedro Sánchez planea derribar por fascista

Según la coalición política valenciana, la Pirámide de los Italianos en la provincia de Burgos es «un claro ejemplo de monumento asqueroso de exaltación del franquismo y el fascismo»

Entre la frontera de Cantabria y Burgos se alza, imponente, un edificio singular que se adueña de las miradas de todos los que pasan por ahí. En plena carretera del escudo –una carretera nacional que une Burgos y Santander–, entre colinas y montañas cubiertas habitualmente de una espesa niebla, se levanta, desafiando al tiempo y al abandono, una tumba de aspecto peculiar: un mausoleo edificado de casi 20 metros de altura y con forma piramidal construido a finales de la Guerra Civil en honor a casi 400 legionarios italianos que cayeron durante la batalla del Puerto de Escudo.

Esta es la Pirámide de los Italianos (la única que hay en España) que se ha vuelto a poner de moda debido a que el Gobierno Central la ha incluido en el catálogo de símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática. El monumento, que fue construido con mano de obra republicana, tiene, ahora, un futuro incierto ante los inminentes planes de destrucción que la amenazan por contradecir la Ley de Memoria Histórica.

La coalición política valenciana Compromís insiste, desde hace varios años, en la retirada de la pirámide porque afirman que es «un claro ejemplo de monumento asqueroso de exaltación del franquismo y el fascismo». El Gobierno accedió, el pasado diciembre, a la demolición del edificio, ante la oposición de las autoridades locales y los vecinos que defienden que «sería una auténtica barbaridad y un despropósito derribar la Pirámide de los Italianos».

El alcalde del Valle de Valdebezana, Juan Carlos Díaz, considera que la edificación es un foco de atracción turística y que ya no tiene ningún tipo de simbología fascista. De hecho, los cuerpos de los soldados italianos fueron repatriados en la década de los 70, tras un terrible accidente de un autobús militar que transportaba a familiares y excombatientes que querían visitar la tumba.

El mausoleo lleva en pie 84 años y abandonado desde la década de los 70 a causa del accidente. Una vez retirados los cuerpos, el Gobierno italiano perdió el interés en el edificio y lo abandonó a su suerte, hasta hoy. Los dirigentes locales abogan por la eliminación de cualquier simbología fascista remanente, si aún queda alguna. Sin embargo, no están de acuerdo con la destrucción completa del edificio y proponen restituirlo como un centro de interpretación sobre la guerra.

La historia de la pirámide

Los años de su construcción fueron entre 1939 y 1941, tras la ofensiva del bando sublevado en el norte de Burgos en la que participaron las tropas italianas. Tras una batalla de tres días, los golpistas avanzaron hacia Santander, dejando atrás numerosas bajas. Los mandatarios italianos enterraron de forma provisional a sus muertos en cementerios improvisados: la batalla fue en 1937.

No fue hasta la terminación de esta pirámide, construida a partir de los cánones de la arquitectura fascista: cemento forrado con placas calizas y con una gran M en la entrada (se cree que está haciendo referencia al dictador italiano), que no se recuperaron y reunieron los huesos de los caídos en un mismo lugar.

Lugar de visita y peregrinación

La pirámide se convirtió en un lugar de peregrinación y de tributo de aquellos caídos: la tumba era visitada principalmente por exlegionarios italianos y por los propios familiares de los muertos. En 1939, una vez iniciado las labores de edificación del Mausoleo, fue inaugurado por el Conde Ciano, en aquel entonces ministro de Asuntos Exteriores.

La pirámide llegó a albergar los restos de casi 400 soldados italianos, aunque solo los oficiales descansaron en el interior de la criptas mientras que el resto de soldados se repartieron alrededor. Las pirámides que identificaban el lugar de descanso fueron retiradas y algunas reutilizadas para otras tumbas.

En el interior se colocaron más de 300 nichos de tamaño reducido en los que aparecían el nombre del fallecido y el lugar exacto en el círculo que rodea el edificio. Destaca la enorme 'M' cuyo significado está en debate: no se sabe si hace referencia al dictador, a la palabra Monumentum o a otra cosa.

El accidente y su abandono

Durante más de 30 años, el Gobierno italiano pagó un pastor del lugar para que frecuentara y cuidara del recinto, ya que el ejecutivo organizaba dos visitas anuales al lugar: también era el encargado de conducir a los familiares al lugar. Todo esto se interrumpió cuando en 1971, un grupo de excombatientes y familiares sufrió un accidente a tan solo cinco kilómetros del lugar, en una curva que hoy se la conoce como la 'curva de los italianos', en el que murieron 11 personas.

Los italianos decidieron rescatar los huesos y trasladarlos a Italia, aunque algunos se quedaron en la Torre-Osario de San Antonio de Zaragoza. El mausoleo perdió interés y quedó abandonado. Hoy en día, su uso está dedicado exclusivamente a la ganadería que pasta en sus alrededores.

La pirámide todavía se levanta enhiesta, manchada por pintadas y saqueada por los que todavía buscan tesoros de un pasado sangriento. Un recuerdo del pasado que queda a la espera de la decisión del Gobierno. Una decisión que se divide entre que el edificio permanezca como un vestigio de los errores pasados o entre ser eliminado sin dejar rastro de su existencia.