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Cartel de La nariz de Dmitri ShostakóvichTeatro Real

'La nariz', la ópera de Shostakóvich basada en un cuento de Gogol, se estrena en el Teatro Real

La Royal Opera House junto con las de Berlín y Australia, se unen al Teatro Real para mostrar una ópera «delirante, cáustica y extravagante»

El gran compositor ruso Dmitri Shostakóvich (San Petersburgo, 1906 – Moscú, 1975) compuso con 24 años, en 1930, una de sus primeras óperas La nariz. El argumento gira entorno a un oficial de San Petersburgo, cuya nariz abandona su cara y desarrolla una vida propia. Para el burócrata, engolado, petulante y clasista, esto le supone un verdadero drama pues el elemento característico de su rostro era símbolo de su identidad, estatus social y poderío sexual.

Esta ópera ha sido llevaba a cabo por el Teatro Real en colaboración con la Royal Opera House, la Komische Oper Berlin y Opera Australia, teatros donde fue aclamada por público y crítica.

La obra se desarrolla en tres actos, con una duración total de 105 minutos, en los que el protagonista, agraviado, amputado y aturdido, busca desesperadamente su nariz, que le ha usurpado su categoría social, que además va ascendiendo en puestos de administración, para más rabia del oficial.

Representación de La nariz en la Royal Opera HouseRoyal Opera House

Durante su persecución se va encontrando con diferentes personajes caricaturescos –78 cantados y 9 declamados– que van convirtiendo la puesta musical en una amalgama de tonos vertiginosos, diversos y divertidos. El elenco, compuesto por 28 solistas que interpretarán a 87 personajes, está encabezado por el barítono Martin Winkler y contará con la participación de Anne Igartiburu.

Durante el estreno original de la ópera en 1930, los músicos de la URSS se encontraban dominados por las órdenes de Stalin (1878 – 1953), que no apreciaba ninguna clase de arte que no fuera propagandístico y favorecedor al partido. A este grupo de divergentes se les presentaba un futuro incierto entre el destierro (quizá a algún gulag siberiano), el fusilamiento o el suicido si no se subordinaban a los rígidos dictámenes del régimen.

La complicada vida del compositor

En este contexto, Shostakóvich optó por vivir en cierta tensión con el totalitarismo, sometido a una constante vigilancia y censura que marcó toda su creación musical, por ejemplo, como cuando Stalin censuró esta ópera (La nariz) y otra que estrenaría cuatro años después, Lady Macbeth de Mtsensk. Esta última se representó en el mismo Teatro Real en enero del año 2000, bajo la dirección de Mstislav Rostropóvich.

Así, el compositor, cansado de que sus esfuerzos se censuraran, no encontró fuerzas para volver a escribir otras óperas, tan solo una opereta (Moscú, Cheryomushki) en 1959 y el fragmento de otra (Los jugadores) que nunca llegó a terminar.

Stalin decidió eliminar la ópera de la puesta musical soviética debido a su ridiculez, el mismo argumento que empleó su escritor, Nikolái Gógol (1809 – 1852), para reivindicarla, declarando que al contener un relato absurdo, apolítico e ‘inútil’, no hacía daño a nadie.

Volviendo al presente, la dirección de La nariz corre a cargo de Barrie Kosky, quien había escuchado la ópera por primera vez durante la universidad y quien ya ha demostrado su talento al encargarse de La flauta mágica de Mozart cuando fue estrenada en el Teatro Real (2020). Ahora, presenta el estilo surrealista y casi psicodélico del compositor ruso, que ha sido pensada a modo de película con fondos negros y escenas rápidas y dinámicas.

Escena de la ópera de ShostakóvichRoyal Opera House

El propio Shostakóvich estuvo muy vinculado al cine desde su adolescencia, cuando acompañaba al piano películas mudas para ganarse la vida, llegando a componer bandas sonoras para más de treinta películas.

Kosky afirmó en una entrevista a la Royal Opera House que cuando se tenía pensada su involucración en el proyecto, puso como condición que la obra no fuera una de las típicas; es decir, nada de Mozart, ni de Bach, ni de Strauss, ni de Puccini. «Es demasiada presión», afirmó el director.

Otra exigencia fue la de contratar a los mejores cantantes posibles «pero que no fueran necesariamente los más famosos». Esto es debido a que le preocupaba que durante las semanas de preparación alguno de ellos tuviera que ausentarse porque era necesitado en alguna otra gran ópera.

Mezcla de estilos

La dirección musical de esta partitura tan singular ha sido encargada a Mark Wigglesworth, quien volverá a dirigir al Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real después del éxito, en 2018, de Dead Man Walking, de Jake Heggie. El director, durante una presentación que tuvo lugar este jueves dio su punto de vista sobre la composición: «Está escrito para una pequeña orquesta (de cámara) a la que se suman diez percusionistas. El motivo de ello es que estos adjuntos creen una atmosfera fría, terrorífica, en la que destaquen momentos de gran belleza. La orquesta ofrece este contraste entre la humanidad de la gente y la crueldad de la sociedad. La perdida de individualidad se traduce en una pérdida musical. La música pasa de ser muy tradicional a muy vanguardista. En definitiva, lo que se quiere mostrar es que la música es como nosotros, una extensión infinita de emociones».

El cantante principal es Martin Winkler, el mismo que estrenó la ópera en Covent Garden y que participó recientemente en Arabella en el Teatro Real (2023), interpretando el papel de Conde Waldner, padre de la protagonista.

Un espectáculo muy cotizado

Los que estén interesados en presenciar el espectáculo deberán darse prisa en conseguir las entradas pues tan solo se ofrecerán siete funciones, entre el 13 y el 30 de marzo.

Para completar la ocasión, se han organizado actividades paralelas a La nariz en el Teatro Real, la Fundación Juan March, la Residencia de Estudiantes y la Biblioteca Musical Víctor Espinós, que pondrán en relieve la música de Shostakóvich y la dificultad y modernidad que presenta La nariz.

Por último, pensando en los que no puedan asistir, la ópera será retransmitida en directo el 17 de marzo a las 19.30 horas en My Opera Player. Por otro lado, Radio Clásica, de Radio Nacional de España, grabará la ópera para su posterior emisión.