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Academia de la Crusca

Ni «bambine» ni «bambinx», la Academia italiana rechaza la imposición del lenguaje inclusivo

La Academia de la Crusca ha rechazado por completo el uso de signos como el asterisco o la «e» invertida que promulga el lenguaje inclusivo

Mantener la esencia y la corrección de la lengua italiana es la máxima de la Academia de la Crusca. La institución que vigila el uso correcto del italiano ha rechazado «taxativamente» los signos preponderantes del lenguaje inclusivo, como el asterisco o la «e» invertida, que no tendrán cabida en la lengua italiana. Así ha respondido a las dudas que se tenían sobre la paridad de género en los escritos jurídicos.

El dictamen surge después de que el Comité de Igualdad de Oportunidades del Consejo Directivo del Tribunal Supremo acudiera a La Crusca para aclarar algunas dudas sobre cómo respetar la paridad en las actas judiciales escritas y otros documentos burocráticos.

«La cuestión, muy sentida y actual, afecta a la cotidianidad de quienes trabajan en los sectores del Derecho, la justicia y la burocracia de las instituciones públicas e interesa a todos los hablantes atentos», reza el informe, datado el 9 de marzo pero divulgado ahora por los medios.

Entre otras cosas, los académicos excluyen «el uso de símbolos gráficos que no se correspondan con la lengua hablada e introducidos artificialmente por una decisión minoritaria de grupos individuales, por mucho que tengan buenas intenciones».

De este modo se niega «taxativamente» el uso de símbolos propios del moderno lenguaje inclusivo para omitir el género de las palabras, como el asterisco o la «e» invertida o «schwa» (Ә).

«Masculino plural no marcado»

«En una lengua como el italiano, con dos géneros gramaticales, el masculino y el femenino, el mejor instrumento para que se sientan representados todos los géneros y orientaciones sigue siendo el masculino plural no marcado», ha defendido la Academia.

Asimismo, la Crusca también insta a declinar al femenino los trabajos o cargos públicos, ya que en Italia muy a menudo todavía se refieren en masculino a empleos aunque sean ejercidos por mujeres.

Un ejemplo caro y muy reciente fue el de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que tras asumir el cargo el pasado octubre (es la primera mujer en hacerlo en la historia del país) pidió ser llamada «el presidente del Gobierno».

Evitar duplicaciones retóricas

En tercer lugar, los lingüistas llaman a «evitar duplicaciones retóricas» sobre los dos géneros como «trabajadoras y trabajadores» o «ciudadanas y ciudadanos». En su lugar, existe la posibilidad de recurrir a formas «neutras y genéricas», sustituyendo el término «trabajador» por «personal», por ejemplo, y en caso de que esto no sea posible se puede siempre usar el masculino plural.

El uso de estas duplicidades a menudo tiene «efectos cómicos e inapropiados» y, de querer interpretar el uso del masculino de forma «absurdamente rígida», alega La Crusca, «habría que reescribir millones de páginas» y hasta la Constitución, que, aludiendo a los «ciudadanos», ampara a todos los sexos por igual.

Por último, la Academia de Italia denunció la propagación del uso del artículo determinativo delante de un apellido cuando se trata de una personalidad. El vicepresidente del Gobierno, Matteo Salvini, celebró hoy estas consideraciones: «¿Desfigurar el italiano en nombre de lo políticamente correcto? No, gracias», tuiteó.