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Portada de Sierra Club, la organización que ha impulsado el «diccionario inclusivo»

Guía de lenguaje inclusivo: prohibidas las palabras trans, migrante, esclavo, denigrar o blanco

La 'Equity Languaje Guide', un diccionario con correcciones sobre lenguaje inclusivo en materias de sexo, raza, género, clase y capacitismo, pretende establecer un nuevo lenguaje 'woke' en Estados Unidos

«Una de las mejores maneras en las que en Sierra Club podemos demostrar nuestro compromiso con la igualdad, la justicia y la inclusión es usando un lenguaje respetuoso y concienzudo en todas nuestras comunicaciones». Así comienza la 'Equity Language Guide', una guía sobre lenguaje inclusivo que ha publicado esta organización, centrada en el activismo medioambiental y la lucha contra el cambio climático.

Su idea es no sólo usarla en sus comunicaciones internas y externas, así como en su web, mailings y newsletters, sino también animar a la sociedad estadounidense a «no participar en la alienación y deshumanización» de las personas y establecer «un compromiso con la justicia social y racial».

Para empezar, el Sierra Club afirma que no se puede hablar desde una perspectiva «cisgénero, blanca, heterosexual y con privilegio económico». En su introducción, desaconsejan también el uso del vero «empoderar», pues tiene una «implicación condescendiente» que parece arrojarse la capacidad de restaurar los derechos básicos, y afirman que lo correcto es preguntar a cada individuo o comunidad cómo quiere ser llamada: «persona con autismo», «afrodescendiente», preguntas sobre la edad y la sexualidad y la cada vez más habitual pregunta por los pronombres (él, ella o neutro) conforman este epígrafe inicial.

Capacitismo y edadismo

«No siempre nos damos cuenta de las formas en que nuestro discurso refleja un prejuicio inconsciente contra las personas con discapacidad. El ejemplo más común es el uso de la palabra 'loco' como peyorativo», continúa la guía en su apartado sobre capacitismo, donde proponen »reconocer y celebrar la neurodiversidad« y evitar palabras como 'sordo' o 'ciego', 'alzarse', 'cojo', 'lisiado', 'paralizado', 'empequeñecido' o 'mermado', 'heroico' o 'minusválido'.

En el apartado de edadismo se propone no hacer «asunciones sobre las personas basadas en percepciones sobre su edad». ¿Hay una razón para mencionar la edad de una persona?, se preguntan, a la vez que piden que no se meta en una misma categoría a toda una generación.

Clasismo y «derechos reproductivos»

En el apartado de «clase y poder», Sierra Club directamente pide evitar la jerga académica para «no excluir a nadie de la conversación» y pensar bien si es necesario añadir cargos, posiciones o credenciales, para que nadie se sienta excluido. En los términos que se recomienda evitar: «clase alta y clase baja», «clásico», «cutre», «vida de baja calidad», «de riesgo», «los pobres», «los necesitados», «los desfavorecidos»...

El término «superpoblación» también les parece conflictivo a los miembros de Sierra Club, ya que les parece una «justificación pseudocientífica para llevar a cabo políticas racistas y xenófobas para limitar tanto la inmigración como la libertad reproductiva». La asociación afirma estar más centrada en la igualdad de género que en los problemas de población: «Las mujeres, las personas transgénero y las que no se ajustan a las normas de género corren un mayor riesgo de injusticia medioambiental», afirman.

Género y sexualidad

El que habla del lenguaje inclusivo en lo referente al género y la sexualidad es quizá el punto más extenso de la guía, porque es «crítico» para su trabajo con el medio ambiente: «Es importante demostrar la solidaridad y el respeto hacia nuestros miembros, personal y simpatizantes LGBTQI. La clave es preguntar a la gente cómo se cómo se identifica y qué pronombres utiliza».

Por ello afirman que se debe usar LGBTQI, pero que siempre hay que hacer caso a las exigencias de identificación de cada persona y que no se puede «reducir la identidad queer a un chiste». Prohíben el uso de «transexual» y afirman que lo mejor es usar «palabras de género neutro», así como evitar «lenguaje patriarcal» (con ejemplos específicos en inglés, como «manpower», «man up», «you guys» o «manmade»).

La guía incluye ejemplos para eludir la sexualización de las personas, prohíbe la expresión «ambos sexos» y «ambos géneros» y propone decir "todos los géneros.

Inmigrantes y refugiados

No se debe usar el término «ilegal», pero tampoco «ciudadano», para no excluir a quienes no lo son. Tampoco «americano», pues deja fuera a los iberoamericanos, y hay que evitar «migrante» y «expatriado», pero también «extranjero», «solicitante de asilo», «inmigrante ilegal», «residente legal», «legalizado», «segunda generación»...

En Sierra Club son conscientes de que muchas veces sus exigencias de cierre de plantas les enfrentan a los movimientos sindicales y de justicia laboral, así como al movimiento obrero. También aportan una serie de medidas lingüísticas para evitar problemas en ese sentido, eludiendo la clara contradicción que afrontan.

«Sé explícito sobre la raza cuando sea pertinente para una historia, de forma justa (en todas las categorías raciales, incluyendo a los »blancos« cuando proceda) y de forma adecuada (sin basarse en estereotipos). Familiarízate con los términos y conceptos clave de raza y etnia, y cómo las categorías que los describen pueden entrecruzarse (»argentino blanco«, »persona de ascendencia mixta choctaw y afroamericana«, latinos que se identifican como »alguna otra raza«), continúa la guía. »Nativo«, »indígena« y »tribal" son términos que es mejor evitar para nombrar las etnias y razas específicas.

En esta guía que ya se está tomando de ejemplo en otras organizaciones se propone también usar «negro» (y se afirma que no es intercambiable con «afroamericano») y se pide evitar capitalizar «blanco» para no dar la sensación de «estar alineados con la supremacía blanca». De igual forma, se prefiere «latino» a «hispano» y se anima a usar el término «BIPOC» en lugar de «personas de color» y jamás llamarlos «minoría» ni perpetuar estereotipos empleando adjetivos como «urbano», «vibrante», «trabajador».

«Un musulmán no es lo mismo que una persona árabe», afirman, y deciden abolir la palabra «denigrar» por tener un «historial racista». Así mismo prohíben el uso de «sherpa» por apropiación cultural del grupo étnico indígena de Nepal y atacan el «racismo inverso», reduciéndolo a prejuicios.

Religión y cultura

Sierra Club propone reconocer religiones y tradiciones diferentes a la «cultura cristiana blanca» para demostrar respeto por la diversidad cultural. Para ello han creado un documento con las festividades de cada una de ellas, para evitar «que un evento o una conferencia coincida con ninguna de sus fiestas»: Rosh Hashanah, Yom Kippur, Ramadán, Eid al-Fitr, Diwali, Holi «y los solsticiones y equinoccios en la Wicca y las religiones paganas».

Y por supuesto, no podía faltar uno de los grandes temas de la agenda woke: Acción de Gracias y el Día de Colón: «Sierra Club no celebra el Día de Colón debido a su asociación y celebración de Cristóbal Colón y su legado de colonialismo y genocidio de los pueblos nativos. Desde 2018, Sierra Club ha celebrado en su lugar el Día de los Pueblos Indígenas». Tampoco celebran Acción de Gracias, muy importante en la cultura estadounidense, debido a su historial violento: «es un día de luto», declaran.

En el apartado de apropiación cultural dan muchas indicaciones sobre la idiosincrasia estadounidense: no se puede hablar de las «reservas» indígenas, sino de «la nación Navajo», ni hablar de «tótems», «animales espirituales», «indios» o decir que alguien es «nativo» cuando no es indígena.

Sobre violencia y uso de armas

Como en ocasiones promueven acciones propias de un grupo activista que pueden considerarse violentas, Sierra Club busca ser cuidadoso con el lenguaje: en lugar de «en el punto de mira», utilizar «hemos puesto el ojo en»; en lugar de «apretar el gatillo», «ir a por ello»; en lugar de «a prueba de balas» o «a prueba de bombas», «garantía de éxito», y en lugar de «pistola humeante», «pruebas irrefutables».

También optan por eludir términos como «guerra», «batalla», «trincheras» o «barricadas» para no obviar «el sacrificio militar de tantas generaciones». Otras expresiones prohibidas: «soltar una bomba», «asfixiado», «violación» (refiriéndose a tratados, leyes...), «campo de batalla», «brigada», «infamia», «fuego cruzado», «campo de minas»...

Además de dedicar todo un apartado al uso de imágenes, promoviendo diversidad racial, de edad, de género y de otros muchos aspectos, prohíben hacer whitewashing (una práctica de selección de personas blancas en roles de personajes históricamente no blancos) y explicitan la correcta representación de todos los grupos.

Comparación del color de piel de Lupita Nyong'o en la realidad y en una sesión de la revista Vanity Fair que Sierra Club pone como ejemplo de «whitewashing»Sierra Club / Vanity Fair

«No siempre es fácil enfrentarse o abordar las partes intolerantes y violentas de la historia. Sin embargo, cuando tratamos de ocultar o encubrir injusticias históricas (o actuales), hacemos un flaco favor a la verdad y corremos el riesgo de perpetuar esa violencia haciendo como si nunca hubiera existido», continúa la guía, que propone no referirse a los «padres fundadores» de la nación estadounidense (y mucho menos sin hablar de la violencia que supuso) ni a la «esclavitud».

«Cuando nos referimos a un esclavo, debemos decir 'persona esclavizada' en lugar de 'esclavo'. La esclavitud no se produce porque sí; no es una condición natural del ser humano. Referirse a alguien como 'esclavo' disminuye su humanidad y no sitúa a la la responsabilidad de su esclavitud: a las personas que los esclavizaron», afirma.

Por último, esta Guía de Lenguaje Inclusivo realiza un glosario completo de todas las palabras y expresiones prohibidas y sus sustitutas, así como refleja su adecuada traducción al español.