El día que Marilyn Monroe llamó por teléfono a Jackie Kennedy
Lo cuenta el escritor J. Randy Taraborrelli en un nuevo libro sobre la esposa del presidente asesinado: Jackie: Public, Private, Secret
Era abril de 1962, Jackie Kennedy, entonces primera dama de Estados Unidos, se encontraba en su residencia de Hyannis Port, en Massachusetts, cuando sonó el teléfono en su dormitorio. «¿Está Jack en casa?», dijo una voz femenina. Jackie dijo que no y preguntó quien le llamaba y la voz respondió: «Marilyn Monroe». Esto dice el escritor J. Randy Taraborrelli en su libro Jackie: Public, Private, Secret que ocurrió.
La revelación llega después de 25 años de investigación y entrevistas a familiares, amigos y amantes. El autor asegura que la mujer del presidente siempre se preguntó si era realmente Marilyn Monroe. Según Taraborrelli, Marilyn dijo a continuación: «¿Eres Jackie?», y ante la respuesta afirmativa al otro lado del teléfono, la actriz le preguntó si podía decirle al presidente que había llamado.
«Tono de niña perdida»
Entonces la señora Kennedy preguntó qué quería, y «la ambición rubia» respondió que nada en particular, que tan solo quería decir «hola». Jackie le contó después a su madre que la llamada había sido desagradable, pero que la voz de Marilyn tenía un tono de «niña perdida» que le resultó inquietante. Taraborrelli afirma que la estrella y el mandatario estadounidense pasaron juntos solo un fin de semana en la casa del cantante y actor Bing Crosby en Palm Springs, mientras la esposa de aquel estaba de viaje con su hermana, Lee Radziwill, y una amiga.
Según el autor, Jackie siempre tuvo conocimiento de los rumores sobre los escarceos de su marido. Esta vez le dijo que no quería que continuara viéndose con ella, y él le respondió que solo eran amigos, pero le prometió que no volvería a verla. La llamada fue después de esta conversación. Una llamada a un número (el de la habitación privada del matrimonio) que solo conocían algunos miembros de la familia, pues el resto de llamadas a la casa eran recibidas antes por los servicios de seguridad.
Jackie al parecer se preguntó si había sido una broma de su hermanastro Jamie Auchincloss, pero este, que entonces tenía 14 años y hoy cuenta con 76, le dijo a Taraborrelli que nunca se hizo pasar por Monroe. Cuenta el autor que la desgraciada actriz exageró sus relaciones con los Kennedy y que de aquel único fin de semana había imaginado una relación amorosa consolidada, del mismo modo que con su hermano Robert Kennedy.
Tan solo unos meses después, en agosto (en mayo se había producido la famosa intervención de la actriz en el 45º cumpleaños de Kennedy), la esposa del presidente recibió otra llamada inquietante en Hyannis Port: Marilyn Monroe había muerto por una sobredosis. Cuenta Taraborrelli que Jackie quedó «desolada». «Estaba profundamente perturbada. Tenía planeadas unas vacaciones con su hermana en Italia, pero no quería ir, aduciendo que su hijo John John estaba enfermo».
Jackie y Marilyn compartieron psiquiatra
Lee Radziwill insistió en la conveniencia de las vacaciones y consiguió convencer a Jackie, pero esta viajó en un estado depresivo que posteriormente trató la psiquiatra Marianne Kris, quien casualmente había sido también la terapeuta de Monroe un año antes y había recomendado su ingreso en un psiquiátrico del que la sacó, a pesar de las recomendaciones médicas, su exmarido Joe DiMaggio.
Según Taraborrelli, Kris le dijo a Jackie que si Marilyn hubiera continuado con el tratamiento, probablemente hubiera sobrevivido y, en la intimidad, violando su código deontológico, le reveló que verdaderamente había sido Monroe quien llamó por teléfono aquel día porque ella misma se lo contó.
Kris confesó que estaba sorprendida por el profundo efecto que había producido en Jackie aquella breve conversación, a pesar de que sabía de la fuerte impresión que hacía sentir Marilyn en las personas con las que tenía la más mínima relación: «Si alguna vez te tocaba o tenías alguna interacción con ella, de un modo inexplicable ella nunca te abandonaba»: la psicofonía imborrable en la mente de Jackie Kennedy de una pobre «niña perdida».