Un tribunal de Canadá confirma la sentencia que obliga al psicólogo anti 'woke' Jordan Peterson a «reeducarse»

En Canadá (y en el mundo entero) cualquier persona puede decir públicamente que un hombre biológico es una mujer y una mujer biológica es un hombre (o una ameba), pero no puede decir que le parece mal semejante afirmación. Esto es, grosso modo, lo que le ha sucedido al reconocido psicólogo, contrario a la ideología de género, Jordan Peterson, quien ha sido enviado, de verdad, al terrorífico Mundo Feliz de Aldous Huxley.

Un tribunal de Ontario confirmó la semana pasada una decisión que ordenaba a Peterson, profesor emérito del departamento de Psicología de la Universidad de Toronto, completar un curso de capacitación en redes sociales sobre profesionalismo en declaraciones públicas o correr el riesgo de perder su licencia para ejercer.

Parece mentira, pero no lo es. A pesar del delirio, en este caso en el país gobernado por Justin Trudeau, Peterson ha manifestado que cumplirá con la orden, pero dará a conocer toda su experiencia para que el público pueda «decidir por sí mismo» cómo interpretarla: «Quiero que esto sea totalmente transparente y dejar que el público decida por sí mismo quién está actuando exactamente, de forma no profesional».

El Colegio de Psicólogos de Ontario afirmó que varias de las publicaciones de Peterson en las redes sociales podrían considerarse una mala conducta profesional, acusación que llevó a la sentencia del tribunal que amenaza al psicólogo con retirarle su licencia para ejercer en la ciudad: lo woke contra el anti woke. La acusación ideológica y la censura mediática (y ya judicial) contra la libre expresión.

Las quejas del Colegio remitían a varias publicaciones de Peterson donde denunciaba la ideología de género y a los políticos que la apoyan. En 2022 fue suspendido en Twitter después de recriminar al actor 'transgénero' Elliot Page que «un médico criminal le extirpara los senos». Peterson sostuvo que sus publicaciones eran sus «opiniones» y que se sentía obligado en su calidad profesional de psicólogo a denunciar tratamientos y cirugías «sádicos», entre otras cosas, que considera «absolutamente inaceptables».

Peterson considera que la decisión del tribunal es un ataque a su libertad de expresión que representa «el desmoronamiento de todos los principios sobre los que se basan mi país y el suyo», dijo en una entrevista en referencia a Canadá: «Esto es parte de la posición ideológica que se ha extendido por Canadá en particular», aseguró, y destacó «la tentación» constante de la izquierda de desafiar las libertades y principios fundamentales de Occidente.

«Las libertades que construimos en Occidente, especialmente la libertad de expresión, se basan en el punto de vista de que la existencia humana vale la pena, como también el ser mismo. Debemos orientarnos adecuadamente hacia arriba y, bueno, algunas personas piensan que es una buena idea y otras toman el camino opuesto», dijo, en un caso ya definitivamente terrible y distópico que transforma la natural discrepancia humana (y también la docta) en un fallo del sistema que se pretende imponer.