¿De dónde viene la expresión «a mí, plin»?
Con ella se quiere expresar indiferencia o total desinterés hacia algo
No hay certidumbre acerca del origen de la expresión «a mí, plin». Algunos la relacionan con el general Prim. De este modo, «A mí, Prim» tiene que ver con una expresión aparecida en la Colección de Composiciones La Gente del Pueblo, de 1908, donde el dramaturgo Juan López Silva pone en boca de uno de sus personajes: «¡A mí, Prim, y allá ca uno».
Juan Prim fue uno de los grandes protagonistas de la política española en el XIX, y la frase indica una lealtad al general liberal, figura de la llamada La Gloriosa, la revolución de septiembre de 1868, también promotor de la entronización de Amadeo de Saboya como rey de España, que fue asesinado en el conocido atentado en la madrileña calle del Turco.
Una explicación que no aclara el significado de indiferencia que tiene la expresión, aunque sí, un poco, la que sigue («y allá ca uno»). En los Episodios Nacionales, precisamente en Amadeo I, de 1910, Galdós escribe sobre unos chicos que juegan «a la tropa»: «Yo soy Plim, chillaba uno, y otro gritaba: Pues yo Napolión...». La referencia de Prim cobra fuerza en otras teorías como la de José María Iribarren, quien relata la historia de una actriz enamorada del general a la que preguntaban quién le gustaba, y ella respondía: «A mí, Prim».
«Pues a mí, Topete»
En Castilla y León, cuando alguien dice: «¡A mí, Prim!», se suele responder: «Pues a mí, Topete», que era el almirante que proclamó la revolución del 68. Otra referencia que apuntala el origen en el noble, soldado y político liberal, que tiene otra anécdota en la obra de Mariano de Cavia Limpia y Fija, de 1922, donde una mujer, que va acompañada de un recluta feo y desgarbado, es piropeada por dos sargentos, y exclama, mirándoles a ellos con desdén y con cariño a su acompañante: «Pa mí, Prim», comparándole con el general.
Una expresión que ya era símbolo de arrogancia desde que en la zarzuela La Revoltosa, de 1897, también de López Silva (y de Fernández Shaw), uno de los personajes decía: «A mí, Prim», en el sentido de «¡A mí, qué!», de donde viene la indiferencia de su significado en una mezcla de historia, de teléfono escacharrado y de sonoridad.