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El filósofo Gianni Vattimo en el Foro de la Emancipación y la Igualdad en Buenos Aires en 2015

El falso 'pensamiento débil' de Vattimo

El filósofo italiano, quien se definió como «catocomunista», falleció el miércoles en Turín a los 87 años

Para Gianni Vattimo, la religión y la política estaban conectadas de modo irrenunciable. Se definió como un «catocomunista» por sus particulares afiliaciones espirituales e ideológicas. Contrario a los dogmas, fue un católico anárquico y un comunista anárquico, la anarquía, el nihilismo del que surgió su «pensamiento débil» a partir del encuentro entre Heidegger y Nietzsche.

El pensamiento débil es el pensamiento que se aleja de la ortodoxia y de la radicalidad, de lo establecido, al que, según Vattimo, comunista, temían las clases dominantes, las mismas que ya se han visto sustituidas por otra clase dominante: el pensamiento woke, la diversidad... que aspiran a enterrar los viejos valores, la tradición y la misma historia de la humanidad.

Vattimo, posmoderno, dijo que la renovación del mundo solo podía provenir de Latinoamérica, en más que un guiño filosófico y social hacia los gobiernos comunistas y revisionistas que mayormente detentan el poder en Suramérica. Una suerte de entronización de la hermenéutica («el arte de interpretar») como explicación de todo, incluidos, por supuesto, los desmanes o los absurdos.

Si todo es interpretable, nada es absoluto y, por lo tanto y por ejemplo, nadie puede decir que El Quijote es la mayor obra literaria de la humanidad, o sí, pero la tendencia, el pensamiento débil que ha derivado en la ideología de género y todos sus huéspedes, es que El Quijote es una representación obsoleta, como se está viendo en tantos otros casos asombrosos. La «nueva ética» a la que aludía Vattimo.

El pensamiento débil, paradoja nominativa, con esencia de lobo y piel de cordero, que busca legitimarse frente al poder establecido «históricamente», que resulta que ha encontrado otro poder «diverso» y «no establecido» y mediático (quizá la manifestación máxima de su fuerza), que repite los mismos errores del ser humano (esta variante revuelta del comunismo) y al que el poder se ha adscrito para poder seguir siéndolo y para que nada haya cambiado sino que simplemente se haya dado la vuelta.