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Pedro Sánchez, con Pedro Almodóvar en un homenaje a Almudena GrandesEFE

Los 60 «intelectuales» de siempre que ahora tiran del carro de la amnistía por Pedro Sánchez

El último manifiesto se titula «Frente al ascenso global de la intolerancia y la deriva autoritaria de la extrema derecha»

Dicen que el cuento Alí Babá y los 40 ladrones fue un añadido posterior a Las Mil y una Noches, los cuentos medievales sobre abasíes y mamelucos. Casi ya son (a lo mejor incluso las superan) mil y una las noches que la «intelectualidad» y la «cultura» de izquierdas se ha puesto a tirar de la recua de Pedro Sánchez (antaño ya empezaron con el interlocutor favorito de los sátrapas suramericanos, mayormente Maduro de Venezuela, el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero) cada vez que lo ha necesitado.

En este caso no son 40 como los ladrones de Alí Babá, sino 60 los «intelectuales» y gente de la «cultura», los de siempre, los que han vuelto a manosear el tan exitoso concepto de la «extrema derecha» que tan «buenos» réditos les ha dado en las últimas elecciones, y esperan que les siga dando en el proceso «amnistiador» que se avecina.

La tarea de estos «intelectuales» y gente de la «cultura», la mayoría sujetos al pesebre directamente, como el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, o indirectamente como Pedro Almodóvar, es abundar en ese concepto etéreo de esa extrema derecha que identifican sin descanso con Vox. Carlos Bardem, Bernardo Atxaga, Juan Diego Botto, Elvira Lindo, Miguel Ríos, Rozalén, o Aitana Sánchez Gijón son otros de «los 60».

Aquellos que denuncian el «totalitarismo y la deriva autoritaria» en la que no están los independentistas catalanes, los independentistas vascos, los herederos de ETA o el propio partido socialista, en la figura de su líder, Pedro Sánchez, para tapar todas sus iniquidades, la última de ellas decir públicamente que va a por la amnistía «en el nombre de España y en el nombre del interés de España», la redundancia que descubre la consciencia de saber que se maniobra contra España. En realidad los 60 intelectuales habituales son el comando que termina de darle la vuelta al coche en la manifa intelectual.

Uno de estos «intelectuales», el actor Miguel Rellán, marido de Rosa María Mateo, la administradora única que fue de RTVE a propuesta de Sánchez de 2018 a 2021, cuyo nombramiento (por decreto-ley) fue declarado parcialmente nulo por el Tribunal Constitucional porque privó al Senado (de mayoría del Partido Popular) de su potestad a este efecto, dijo hace unos días que si se trata de elegir entre PP-Vox y la amnistía, se queda con la amnistía: la maquinaria blanqueadora de la traición a España por la que sus pilotos serán premiados. Nada nuevo.

El nuevo (y nada nuevo) manifiesto se conoció durante el congreso «Sociedad, derechos y extrema derecha», organizado por CC.OO. en Valencia. El mismo sindicato, CC.OO., que lleva en silencio toda la legislatura de Sánchez. «En todas las situaciones injustas, hay un conjunto de dinámicas que las justifican. Dinámicas que invitan al egoísmo, a degradar los ideales de fraternidad, de igualdad, a convertir la libertad en la ley del más fuerte. Y esas dinámicas crean aislamientos, egoísmos y una ilusión fragmentada. Frente a eso, la cultura crea comunidad», dijo con soltura nerudiana García Montero, lector y principal autor de la nueva diatriba que no es tan nueva, sino sí la misma cortina de humo.

España como Alí Babá

«En España y en otros países del mundo, se han normalizado mensajes que no se debieran considerar como normales, mensajes xenófobos, reaccionarios, machistas, o la presencia normalizada de la extrema derecha en las instituciones», dijo el ínclito e inclinado a Sánchez, Unai Sordo, el secretario general de CC.OO., a quien lo que sí le parece bien es la «normalización» de la extrema izquierda en las instituciones. Términos otra vez a estudio como «racismo» o «supremacismo», la extemporaneidad en forma de lluvia fina, que cala, en los tiempos en que los 60 intelectuales empujan para darle la vuelta a todo, como los 40 ladrones empujaron para darle la vuelta al pobre Alí Babá.